Al menos 140 palestinos fueron asesinados en las últimas 24 horas en la Franja de Gaza como resultado de ataques por parte de fuerzas israelíes, según informaron este miércoles autoridades médicas locales. Mientras la atención mediática se concentra en la escalada entre Israel e Irán, la violencia cotidiana en Gaza continúa cobrando vidas civiles.
Las cifras detrás del silencio: Asesinatos que ya no hacen titulares
El Ministerio de Salud de Gaza reportó que al menos 40 personas fueron asesinadas por bombardeos y disparos israelíes entre la noche del martes y el miércoles. Los ataques impactaron zonas densamente pobladas, incluidas viviendas en el campamento de refugiados de Maghazi, el barrio Zeitoun y la ciudad de Gaza. Al menos cinco personas más fueron asesinadas en un campamento improvisado en Khan Younis.
Uno de los hechos más graves ocurrió en la carretera Salahuddin, donde al menos 14 palestinos fueron asesinados a tiros mientras esperaban camiones de ayuda humanitaria coordinados por la ONU. Médicos confirmaron que muchas de estas víctimas se encontraban desarmadas, esperando alimentos.
Versión oficial y contradicciones
El ejército israelí afirmó que la zona del ataque en Salahuddin era un “área de combate activo” y que algunas personas se acercaron a las tropas, supuestamente de forma amenazante. Alegan haber disparado “tiros de advertencia” y desconocer si hubo heridos. Sin embargo, organizaciones médicas en Gaza contradicen esa versión: hablan de civiles desarmados asesinados mientras intentaban obtener comida.
En relación con otros bombardeos, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) indicaron que sus operaciones buscan desmantelar las capacidades militares de Hamás y que se toman “precauciones factibles” para evitar daños a civiles. Pero los registros oficiales muestran que desde mayo, 397 palestinos han sido asesinados mientras buscaban ayuda humanitaria. Más de 3,000 han resultado heridos.
“Nos están olvidando”: Voces desde Gaza
“Nos están olvidando”, resume Adel, habitante de la ciudad de Gaza. “Las bombas no han parado, pero ya nadie habla de nosotros”, expresó en conversación con Reuters.
Su testimonio representa una de las muchas voces que, desde el encierro forzado, denuncian la deshumanización. “La gente arriesga su vida por un saco de harina. Son asesinados mientras cargan comida manchada con su propia sangre”, dice.
El relato no es aislado. En un contexto donde el hambre es un arma más de guerra, arriesgarse a buscar alimentos significa, para muchos, no regresar.
Una ayuda militarizada y bajo control extranjero
Actualmente, gran parte de la asistencia humanitaria que entra a Gaza lo hace a través de la llamada Gaza Humanitarian Foundation, una entidad respaldada por Estados Unidos e Israel que opera bajo vigilancia militar. Sus centros de distribución están custodiados por fuerzas israelíes y empresas de seguridad privada extranjeras.
Esto ha generado severas críticas de expertos y trabajadores humanitarios, quienes alertan que este modelo no garantiza acceso seguro ni equitativo a la población más vulnerable. Las personas que logran llegar a esos puntos, además de enfrentarse al hambre, deben lidiar con la posibilidad de ser atacadas.
¿Cómo se reparte el pan cuando hacerlo puede costarte la vida? ¿Y qué dice de nosotros como humanidad que algunos asesinatos no sean ya noticia?
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