Pesando solo 15 kg, un joven palestino muere de hambre bajo asedio israelí

La familia de Adel Fawzi Madi lo vio transformarse en un esqueleto. El asedio impidió el acceso a tratamiento, alimentos y agua limpia
La familia de Adel Fawzi Madi lo vio transformarse en un esqueleto. El asedio impidió el acceso a tratamiento, alimentos y agua limpia

Adel Fawzi Madi, un joven palestino de 27 años, falleció esta semana en el Hospital Nasser de Khan Younis, al sur de Gaza, tras una agonía silenciosa provocada por el hambre, la hepatitis y la falta absoluta de acceso a medicamentos y alimentos básicos. La muerte de Adel no fue un accidente ni un caso aislado: fue consecuencia directa del bloqueo israelí que asfixia al enclave palestino en años y que, desde octubre de 2023, se ha intensificado hasta provocar una hambruna sin precedentes.

Con apenas 15 kilogramos de peso al momento de su muerte, el cuerpo de Adel se convirtió en símbolo de una guerra de desgaste que mata lentamente y sin explosivos. Su rostro demacrado, sus huesos sobresalientes y el abandono médico revelan una política de exterminio por inanición que ahora está bajo escrutinio internacional por su posible carácter genocida.

El hambre como arma de guerra

Desde 2007, cuando Israel impuso un bloqueo total sobre Gaza tras la llegada de Hamás al poder, el enclave palestino ha enfrentado restricciones severas para importar alimentos, medicinas, combustibles y materiales de construcción. Este cerco, que viola múltiples normas del derecho internacional humanitario, se convirtió en una sentencia de muerte silenciosa para miles de personas, especialmente en los momentos de escalada militar como el que se vive desde octubre de 2023.

Organizaciones como el Programa Mundial de Alimentos (PMA) han alertado que un tercio de la población gazatí pasa días sin comer. Ross Smith, director de respuesta del PMA, declaró recientemente que “la crisis del hambre en Gaza ha alcanzado niveles sin precedentes de desesperación”. A pesar de las advertencias, las autoridades israelíes han seguido dificultando el ingreso de ayuda humanitaria e incluso bombardeando zonas cercanas a centros de distribución.

La muerte de Adel Fawzi Madi reaviva las denuncias por crímenes de guerra. La comunidad internacional guarda un silencio cómplice.
La muerte de Adel Fawzi Madi reaviva las denuncias por crímenes de guerra. La comunidad internacional guarda un silencio cómplice.

La muerte de Adel ocurre en un contexto en el que más de 154 palestinos, incluidos 89 niños, han fallecido por causas asociadas a la desnutrición, según el Ministerio de Salud de Gaza. Estas cifras no son meras estadísticas: representan vidas truncadas por una política de aislamiento, castigo colectivo y negación sistemática de derechos.

Crimen humanitario: acusaciones de genocidio y colapso del sistema de salud

A la devastación causada por los ataques aéreos, se suma la destrucción deliberada de hospitales, clínicas y almacenes de insumos médicos, lo cual ha sido denunciado por organizaciones de derechos humanos israelíes como B’Tselem y Physicians for Human Rights-Israel. Ambas entidades acusan al gobierno de su propio país de llevar a cabo una estrategia genocida contra la población de Gaza.

En noviembre de 2024, la Corte Penal Internacional emitió órdenes de arresto contra Benjamin Netanyahu y su entonces ministro de Defensa Yoav Gallant, acusándolos de crímenes de guerra y lesa humanidad. Paralelamente, la Corte Internacional de Justicia avanza con un juicio por genocidio impulsado por Sudáfrica.

La salud de Adel se deterioró rápidamente por la falta de tratamiento para la hepatitis. Según su primo, Ismail Madi, “si los cruces hubieran estado abiertos y el tratamiento disponible, Adel no habría terminado así. No teníamos ni agua limpia ni medicamentos. Era como ver un esqueleto vivo”. Testimonios como este refuerzan las denuncias de que el asedio no solo busca debilitar a una organización armada, sino desmantelar completamente el tejido social palestino.

“Su peso seguía bajando, y no había nada que pudiéramos hacer. Sin medicina, sin agua limpia, y nadie respondió a nuestras súplicas.”

— Ismail Madi, primo de Adel Fawzi

¿Quién era el joven palestino Adel Fawzi Madi y por qué su historia importa?

Adel no era combatiente. No portaba armas ni amenazaba a nadie. Era un joven con sueños sencillos, atrapado en un lugar donde incluso respirar se ha vuelto un privilegio. Según su familia, antes del inicio de la guerra, Adel pesaba alrededor de 50 kilogramos. Su pérdida de peso fue progresiva y aterradora. No hubo médicos, no hubo recursos, no hubo respuestas.

Oran y se despiden del joven palestino Adel Fawzi Madi, quien murió a causa de la hambruna.
Oran y se despiden del joven palestino Adel Fawzi Madi, quien murió a causa de la hambruna.

Su historia se suma a las miles que quedan invisibilizadas en los titulares internacionales que enfocan la narrativa en términos geopolíticos, pero olvidan la dimensión humana. Adel representa a una generación entera condenada a morir en silencio, lejos de los reflectores y bajo el peso de la impunidad internacional.

El caso de Adel debe mover conciencias, porque no se trata solo de una muerte más, sino de una forma de exterminio sistemático que emplea la privación como método bélico. La comunidad internacional, incluidas las potencias aliadas de Israel, no pueden seguir justificando lo injustificable bajo el discurso de la seguridad.

¿Cuántos Adel más deben morir antes de actuar?

La muerte de Adel Fawzi Madi es una prueba de la brutalidad estructural del asedio a Gaza. Si el derecho internacional sigue sin aplicarse para proteger a los más vulnerables, ¿de qué sirven entonces los tratados, los tribunales y las declaraciones de derechos humanos?

No es momento de discursos vacíos. La comunidad internacional debe exigir con urgencia el levantamiento inmediato del bloqueo, el acceso sin restricciones a la ayuda humanitaria y la rendición de cuentas por los crímenes cometidos. Gaza no necesita más promesas: necesita alimentos, medicinas y justicia.

Para más información sobre el genocidio en Gaza y sus consecuencias humanitarias, da click aquí.

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