383 trabajadores humanitarios fueron asesinados en el mundo en 2024, según informó la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA) este martes durante el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria. Casi la mitad de las muertes ocurrieron en Gaza, en medio del enfrentamiento entre Israel y Hamas y el genocidio palestino, lo que marca uno de los años más sangrientos para quienes se dedican a salvar vidas en escenarios de guerra y crisis humanitarias.
El informe revela un incremento alarmante respecto a 2023, cuando se registraron 293 muertes. La mayoría de las víctimas eran trabajadores locales que servían directamente a sus comunidades. Estos datos evidencian una realidad incómoda: quienes deberían estar más protegidos son hoy el blanco principal de la violencia armada y la impunidad internacional.
Gaza, epicentro de la tragedia humanitaria
La Franja de Gaza se ha convertido en el lugar más mortífero para el personal humanitario. En este territorio devastado por los bombardeos israelíes, más de 180 trabajadores perdieron la vida en 2024. Uno de los ataques más atroces ocurrió el 23 de marzo en Rafah, cuando tropas israelíes dispararon contra un convoy médico claramente identificado, asesinando a 15 profesionales de la salud y personal de rescate.
Los cuerpos fueron arrasados con excavadoras y enterrados en una fosa común improvisada. La ONU y los equipos de socorro tardaron una semana en poder llegar al lugar. Este crimen, documentado por testigos, refleja el desprecio absoluto por las normas del derecho internacional humanitario y deja en evidencia el riesgo extremo de quienes intentan salvar vidas en medio de la devastación.
En palabras del jefe humanitario de la ONU, Tom Fletcher:
“Ataques de esta magnitud, sin ninguna rendición de cuentas, son una vergonzosa muestra de la inacción y la apatía internacionales”.
La violencia global contra quienes ayudan
El fenómeno no se limita a Gaza. Según OCHA, la violencia contra el personal humanitario aumentó en al menos 21 países en 2024. Sudán ocupó el segundo lugar con 60 asesinatos, seguido por Sudán del Sur, Nigeria, República Democrática del Congo y Líbano, este último con un alarmante repunte tras la escalada bélica entre Israel y Hezbolá.

También en Etiopía, Siria y Ucrania se duplicaron las cifras de muertes en comparación con 2023. Este patrón revela que, más allá de las particularidades regionales, existe una tendencia global: los trabajadores humanitarios son percibidos como objetivos legítimos en conflictos donde los gobiernos y grupos armados han desdibujado las líneas básicas de la protección civil.
De acuerdo con los datos, en 2024 se registraron 599 ataques graves contra trabajadores humanitarios, que dejaron además 308 heridos, 125 secuestrados y 45 detenidos. La magnitud de la violencia no tiene precedentes en los registros desde 1997.
Impunidad y responsabilidad internacional
A pesar de las cifras y de las denuncias reiteradas, la rendición de cuentas sigue siendo prácticamente inexistente. Los ataques a hospitales, convoyes médicos o refugios humanitarios constituyen violaciones flagrantes del Derecho Internacional Humanitario, pero la falta de sanciones reales alimenta la repetición de estos crímenes.
Los gobiernos, particularmente aquellos con influencia geopolítica en los conflictos, han optado por la pasividad o por priorizar sus alianzas estratégicas por encima de la defensa de los derechos humanos. Esa complicidad silenciosa refuerza la sensación de que la vida de un trabajador humanitario, y por extensión la de las comunidades a las que sirve, es prescindible.
El propio Fletcher advirtió que “la violencia contra los trabajadores humanitarios no es inevitable. Debe cesar”. Sin embargo, mientras los perpetradores continúen actuando con impunidad, la violencia se consolidará como una herramienta de guerra para silenciar la solidaridad.
La pregunta es inevitable: ¿seguirá la comunidad internacional tolerando que la ayuda humanitaria sea destruida junto con quienes la encarnan, o finalmente exigirá justicia y protección real para quienes sostienen la dignidad humana en medio del horror?.
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