Las manifestaciones en Georgia contra la suspensión de las negociaciones con la Unión Europea siguen ganando fuerza. La represión policial se intensifica con cada día que pasa, mientras las fuerzas de seguridad despliegan más efectivos para enfrentar a los miles de manifestantes en las calles. Con escenas de brutalidad y cientos de arrestos, la oposición denuncia el uso excesivo de la fuerza, mientras el futuro de las relaciones de Georgia con Europa queda en la balanza.
El origen de las protestas: La decisión del gobierno de suspender las negociaciones con la UE
Las protestas en Georgia tienen su origen en la reciente decisión del partido Sueño Georgiano de suspender las negociaciones para una posible adhesión a la Unión Europea. Este movimiento ha provocado una gran indignación entre aquellos que buscan una mayor integración política y económica con Europa, y ha exacerbado las tensiones entre el gobierno y la oposición.

El Sueño Georgiano, que ha estado en el poder durante más de una década, tomó la decisión de frenar las negociaciones con la UE en medio de acusaciones de manipulación electoral y falta de voluntad para implementar las reformas necesarias para cumplir con los estándares europeos. Esto ha generado un clima de incertidumbre sobre el futuro político de Georgia y su relación con Occidente.
La represión policial: Una respuesta violenta a la disidencia
A medida que las protestas se intensificaban, la respuesta del gobierno georgiano ha sido cada vez más violenta. La policía ha utilizado tácticas agresivas para dispersar a los manifestantes, que incluyen el uso de gas lacrimógeno, golpes, cañones de agua a bajas temperaturas y arrestos arbitrarios. Esta violencia ha llegado a niveles insostenibles, lo que ha resultado en la detención de cientos de manifestantes y en la agresión de varios periodistas que cubren los hechos.

Uno de los casos más notorios fue el ataque al periodista Guram Rogava, quien fue golpeado en la cabeza por un oficial antidisturbios mientras realizaba una transmisión en vivo desde el centro de la protesta. Rogava sufrió fracturas faciales graves y pasó varios días hospitalizado. Tras su liberación, el periodista denunció que el ataque era parte de una estrategia del gobierno para intimidar a los medios de comunicación y silenciar cualquier crítica a la gestión gubernamental.
«Es evidente que estaban atacando deliberadamente a los representantes de los medios de comunicación«, comentó Rogava, subrayando la gravedad de la situación y la vulnerabilidad de la prensa en un contexto de creciente autoritarismo.
El impacto de la represión en la libertad de prensa
El ataque a periodistas como Rogava es solo un ejemplo de la represión que los medios de comunicación están viviendo en Georgia. En los últimos días, varios reporteros han sido agredidos o arrestados mientras cubrían las protestas, lo que pone en peligro la libertad de prensa en un país que, hasta hace poco, se enorgullecía de su apertura y compromiso con los derechos humanos.
🇬🇪 | #Georgia: Medios georgianos reportan detenciones y ataques al azar a personas que salían de sus casas rumbo a las protestas afuera del parlamento. #GeorgiaProtests #GeorgianProtests #DerechosHumanos #HumanRights pic.twitter.com/TUzXzm4Xk6
— Historiente (@historiente) December 7, 2024
Esta creciente violencia contra la prensa plantea serias preguntas sobre la capacidad de Georgia para cumplir con los estándares democráticos y los compromisos internacionales que ha adquirido a lo largo de los años. La comunidad internacional ha expresado su preocupación por la represión de la libertad de expresión y el deterioro de las libertades civiles en el país.
Las tensiones políticas y las perspectivas para Georgia
La represión en Georgia no solo está alimentando las tensiones internas, sino que también está afectando la relación del país con Europa. A pesar de los esfuerzos del gobierno georgiano por defender su decisión de suspender las negociaciones con la UE, la creciente disidencia y las protestas en las calles muestran un fuerte rechazo de una parte significativa de la población hacia el actual liderazgo.

Por su parte, la presidenta de Georgia, Salomé Zourabichvili, ha expresado su desacuerdo con la política del gobierno y ha pedido un retorno a las negociaciones con la UE. Su postura prooccidental ha generado un conflicto directo con el partido gobernante, lo que ha agudizado la crisis política en el país.
El futuro del país parece incierto. La decisión de suspender las negociaciones con la UE podría tener repercusiones a largo plazo para la estabilidad política y económica del país. La polarización política crece, y la represión de las protestas podría desembocar en un mayor aislamiento del país a nivel internacional.
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