Un ataque aéreo israelí mató al cardiólogo Marwan al-Sultan en su casa en la ciudad de Gaza en lo que organizaciones médicas han calificado como una pérdida catastrófica para el sistema de salud palestino. El Dr. al-Sultan, director del Hospital Indonesio y uno de los últimos cardiólogos que quedaban en la Franja de Gaza, fue asesinado junto a varios miembros de su familia, en medio de la intensificación de bombardeos israelíes contra zonas civiles.
El doctor al-Sultan se convirtió en el trabajador de la salud número 70 asesinado en solo 50 días, según datos de Healthcare Workers Watch. En total, más de 1,400 profesionales sanitarios han muerto en Gaza desde octubre de 2023, cifras respaldadas por organismos internacionales como la ONU. Esta tragedia se suma a una larga lista de ataques directos contra personal médico, que han encendido nuevamente las alarmas sobre presuntas violaciones del derecho internacional humanitario.
Ataques a médicos en Gaza: Una estrategia sistemática
La muerte del Dr. al-Sultan no es un hecho aislado. Desde el inicio de la ofensiva militar israelí en octubre de 2023, cientos de profesionales de la salud han sido blanco directo de bombardeos, disparos de francotirador o detenciones arbitrarias mientras realizaban su labor.

Organizaciones como Insecurity Insight y MedGlobal han documentado casos en los que médicos, enfermeras, paramédicos y técnicos fueron asesinados mientras evacuaban pacientes, atendían heridos o incluso dentro de hospitales y escuelas utilizadas como refugios. La mayoría de estos ataques se han producido en zonas previamente designadas como “seguras” por las fuerzas israelíes.
El caso de al-Sultan es particularmente impactante porque, según testigos, un misil golpeó específicamente su habitación, mientras el resto de su vivienda permanecía intacta. Su hija, Lubna al-Sultan, denunció que su padre no tenía afiliación política y que su única preocupación era atender a los enfermos. “Fue un ataque selectivo”, declaró a medios internacionales.
El asesinato del Dr. Marwan al-Sultan: Una pérdida irrecuperable para el sistema de salud palestino
El Dr. al-Sultan era uno de los dos últimos cardiólogos que quedaban en Gaza. Su asesinato no solo representa una pérdida humana, sino también la desaparición de un conocimiento médico especializado imprescindible para una población bajo asedio, donde las enfermedades crónicas siguen cobrando vidas en medio del caos.

“El impacto de su muerte es devastador”, lamentó Muath Alser, director de Healthcare Workers Watch. “Miles de pacientes con enfermedades cardíacas quedarán desatendidos. Gaza no solo pierde un médico, pierde décadas de experiencia, humanidad y esperanza”.
El Hospital Indonesio, que dirigía al-Sultan, fue declarado fuera de servicio por el Ministerio de Salud tras sufrir múltiples ataques. Con su cierre, no queda ningún hospital operativo en el norte de Gaza, según reportes de la ONU.
Zonas ‘seguras’ convertidas en trampas mortales
Paralelamente al asesinato de al-Sultan, un ataque en la zona de al-Mawasi, supuestamente designada como “zona segura” por Israel, dejó al menos cinco muertos, incluidos varios menores. La tienda donde dormían fue reducida a cenizas mientras las víctimas dormían, en lo que familiares describieron como un “terremoto repentino”.
La ONU ha denunciado que actualmente el 80% del territorio de Gaza está bajo órdenes de evacuación o declarado como zona militar, lo que convierte cualquier desplazamiento o refugio en un riesgo mortal.
Las escenas posteriores al ataque son desgarradoras: padres buscando a sus hijos entre los escombros, niños cubiertos de sangre ingresados en hospitales colapsados, y madres llorando sobre los cuerpos de sus familiares. La pregunta se repite entre los sobrevivientes: “¿Dónde está la comunidad internacional?”.
El silencio del mundo ante una tragedia prolongada
Pese a las evidencias, Israel mantiene que sus operaciones buscan “neutralizar objetivos terroristas” y que “lamenta cualquier daño colateral”. Sin embargo, la comunidad médica y humanitaria insiste en que estos ataques forman parte de una política de castigo colectivo.
Desde que comenzó el conflicto, Israel ha restringido el ingreso de ayuda médica, alimentos, combustible y agua. La población civil se enfrenta no solo a bombardeos constantes, sino también al hambre, la deshidratación y enfermedades sin posibilidad de atención. Según el Ministerio de Salud, más de 57,000 palestinos han muerto, entre ellos 15,000 niños.
En entrevistas recientes, trabajadores de Save the Children aseguraron que muchos menores desplazados expresan deseos de morir para “reunirse con sus padres” o simplemente para dejar de pasar hambre.
Una llamada a la acción urgente
El asesinato del Dr. Marwan al-Sultan debe marcar un punto de inflexión. La comunidad internacional no puede seguir normalizando los ataques a personal médico ni ignorando el colapso humanitario de Gaza. Cada médico asesinado, cada hospital destruido, cada niño muerto representa una gran pérdida para la comunidad.
Si los garantes del derecho internacional no actúan ahora, no solo estarán permitiendo la continuación de esta masacre, sino legitimando un precedente peligroso: El de un mundo donde salvar vidas puede costarte la tuya.
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