Rusia lanza el mayor ataque aéreo con drones y misiles sobre Kyiv desde el inicio de la guerra en Ucrania

Kyiv vivió horas de terror bajo fuego ruso. Ucrania denuncia una ofensiva deliberada contra civiles y critica el silencio internacional ante la escalada militar del Kremlin.
Kyiv vivió horas de terror bajo fuego ruso. Ucrania denuncia una ofensiva deliberada contra civiles y critica el silencio internacional ante la escalada militar del Kremlin.

En Kyiv, capital de Ucrania, las fuerzas militares de Rusia llevaron a cabo el mayor ataque aéreo desde que comenzó la invasión en febrero de 2022, lanzando más de 550 misiles y drones de tipo Shahed contra múltiples objetivos en la ciudad y sus alrededores. En una ofensiva que se prolongó durante más de siete horas, los bombardeos causaron al menos 23 heridos, graves daños a viviendas civiles, infraestructura crítica y una noche de terror para millones de personas. El gobierno ucraniano acusó al Kremlin de emplear tácticas de terror contra la población, en un momento en que disminuye el apoyo militar internacional.

Una noche de terror en Kyiv: La capital ucraniana bajo ataque

La ciudad de Kyiv vivió una de sus noches más dramáticas desde el inicio de la guerra. El sonido constante de drones y explosiones interrumpió el sueño de millones de ciudadanos que buscaron refugio en estaciones de metro, garajes subterráneos y sótanos. El alcalde Vitali Klitschko confirmó que al menos cinco distritos de la capital resultaron afectados, incluyendo Solomianskyi y Sviatoshynskyi, donde edificios residenciales fueron destruidos parcial o totalmente.

Según datos de la Fuerza Aérea de Ucrania, de los más de 550 proyectiles lanzados, al menos 270 fueron interceptados, aunque misiles y drones restantes impactaron objetivos civiles y logísticos, provocando incendios y explosiones masivas. Ukrzaliznytsia, el operador ferroviario nacional, reportó daños importantes en su infraestructura.

Además el presidente ucraniano, Volodímir Zelenskyy, declaró que continúan las labores de extinción y remoción de escombros tras uno de los ataques aéreos rusos más intensos desde el inicio de la guerra, con el lanzamiento de unos 550 proyectiles, incluidos al menos 330 misiles ruso-iraníes y varios balísticos. Señaló que las alertas antiaéreas comenzaron casi al mismo tiempo que se reportaba una conversación entre Donald Trump y Vladimir Putin, lo que, según él, refleja que Rusia no busca poner fin a la guerra. Indicó que Kyiv fue el principal objetivo, con 270 blancos derribados y 208 drones neutralizados mediante guerra electrónica. Asimismo, subrayó la necesidad urgente de apoyo internacional, especialmente de sistemas de defensa como los misiles Patriot, y pidió sanciones más duras contra Moscú para frenar su agresión.

¿Coincidencia o mensaje calculado?

El ataque coincide con una conversación telefónica entre el presidente ruso, Vladimir Putin, y el presidente estadounidense, Donald Trump, quien ha mostrado posturas ambiguas respecto al conflicto. La sincronización entre la llamada y el ataque ha sido interpretada por Kyiv como una demostración de fuerza y una señal clara de que Moscú no tiene intención de cesar las hostilidades.

Mientras Trump declaró que no ha logrado avances con Putin hacia un acuerdo de paz y expresó estar “no contento” con la guerra, el Kremlin reafirmó su postura. Según Yuri Ushakov, asesor de asuntos exteriores de Putin, Rusia continuará su ofensiva hasta cumplir sus “objetivos estratégicos”, los cuales incluyen evitar que Ucrania se una a la OTAN y consolidar su control sobre los territorios ocupados.

Estas declaraciones se dan en un contexto donde las negociaciones internacionales para la paz parecen haberse congelado. La comunidad internacional observa el conflicto con creciente preocupación, pero sin lograr una acción coordinada y efectiva.

Ucrania sin ayuda internacional suficiente y con recursos limitados

Uno de los elementos más preocupantes es la reciente decisión del Pentágono de suspender el envío de misiles de defensa aérea a Ucrania. Esta interrupción en el suministro de armamento crítico ha dejado a las fuerzas ucranianas en una posición de mayor vulnerabilidad frente a ataques masivos como el ocurrido en Kyiv.

El presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskyy, ha señalado que si bien se están desarrollando planes para fortalecer la industria armamentística nacional, este proceso requiere tiempo y recursos que actualmente son escasos. Mientras tanto, los principales aliados europeos de Ucrania analizan cómo cubrir el vacío dejado por la reducción del apoyo estadounidense.

La falta de coordinación internacional y la disminución del respaldo militar ponen en riesgo no solo a Ucrania, sino también la credibilidad de los sistemas de defensa colectiva y de protección de derechos humanos en tiempos de guerra.

El costo humano y moral del bombardeo

Más allá del impacto material, el ataque ha dejado una profunda huella emocional en la ciudadanía. Testimonios recogidos en redes sociales y medios locales describen “una de las noches más aterradoras desde el inicio de la guerra”. Familias enteras corrieron hacia los refugios; muchos se refugiaron en el metro; niños fueron despertados en medio del estruendo, y numerosos ciudadanos pasaron horas sin saber si sobrevivirían hasta el amanecer.

El gobierno ucraniano ha calificado el ataque como un acto de terrorismo dirigido contra civiles, una violación grave del derecho internacional humanitario y de los convenios de Ginebra. La intensidad del bombardeo y la elección de objetivos civiles apuntan a una estrategia de intimidación psicológica más que a un propósito militar concreto.

En este escenario, la inacción internacional se vuelve una forma de complicidad pasiva. La guerra en Ucrania no es un conflicto aislado, sino una amenaza directa al orden internacional basado en normas. Si los Estados democráticos no actúan con contundencia, el mensaje que se envía al mundo es que la agresión armada y las violaciones de derechos humanos pueden quedar impunes.

¿Cuánto más puede resistir Ucrania sola?

El bombardeo de Kyiv no solo marca un nuevo nivel de brutalidad en la guerra, sino que también plantea preguntas incómodas sobre la eficacia de la diplomacia internacional. Ucrania continúa resistiendo, pero lo hace con recursos menguantes, mientras sus aliados debaten estrategias en vez de tomar decisiones concretas.

La situación exige más que solidaridad simbólica. Se necesita una respuesta urgente, coordinada y contundente que combine sanciones, ayuda humanitaria y militar, y presión diplomática. Si el mundo permite que ataques como el de Kyiv se repitan sin consecuencias, estará sentando un peligroso precedente para cualquier país que defienda su soberanía frente a una agresión externa.

Para más noticias sobre el conflicto Rusia-Ucrania y su dinámica geopolítica, da click aquí.

WhatsApp
Facebook
Twitter
LinkedIn