Saif al-Din Musalat, un joven palestino-estadounidense de 23 años, fue asesinado a golpes por colonos israelíes el pasado viernes 11 de julio en la aldea de Sinjil, al norte de Ramala, en la Cisjordania ocupada.
Un ataque violento y coordinado
El asalto comenzó cuando un grupo numeroso de colonos israelíes agredió a residentes palestinos que intentaban acceder a sus tierras agrícolas entre Sinjil y al-Mazra’a al-Sharqiya. De acuerdo con el Ministerio de Salud palestino, Musalat fue “severamente golpeado en varias partes del cuerpo”, incluyendo la cabeza y el abdomen.
Musalat, nacido en Florida, había viajado recientemente para visitar a su familia y proteger la casa de su familia en tierras palestinas. Fue golpeado brutalmente por un grupo de colonos con palos y piedras mientras intentaba defender su hogar. Murió camino al hospital tras estar más de 40 minutos sin recibir atención médica, debido a que los atacantes bloquearon el paso a la ambulancia.

Durante el mismo ataque, Muhammad Rizq Hussein al-Shalabi, también de 23 años, fue reportado como desaparecido. Horas más tarde, su cuerpo fue hallado entre arbustos con heridas de bala y hematomas, lo que indica que fue golpeado antes de ser ejecutado.
Los residentes locales aseguran que este tipo de agresiones se ha vuelto recurrente. «Ocurren cada viernes como parte de una campaña de intimidación para expulsarnos de nuestras tierras», declaró Abdul Samad Abdul Aziz, representante municipal a MEE.
Saif Musalat murió protegiendo su hogar familiar
Según su familia, Saif al-Din Musalat se encontraba en Cisjordania con el propósito de pasar tiempo con sus seres queridos y defender su patrimonio. La vivienda, ubicada en una zona de valor estratégico para los colonos, fue blanco del ataque.
La abogada Diana Halum, portavoz legal de la familia, denunció que el asesinato fue premeditado. “Saif estaba desarmado. Lo golpearon hasta matarlo mientras protegía lo que era suyo por derecho”, afirmó.
En un comunicado oficial, la familia exigió al Departamento de Estado de Estados Unidos una investigación inmediata y transparente. Hasta ahora, el gobierno estadounidense solo ha reconocido estar “al tanto” del incidente, sin comprometer acciones.
Impunidad estructural
Grupos de derechos humanos han denunciado un aumento significativo de la violencia cometida por colonos israelíes contra la población palestina en Cisjordania, territorio que permanece ocupado militarmente por Israel desde 1967. Las organizaciones advierten que estos ataques no son hechos aislados, sino parte de una estrategia sistemática de desplazamiento forzado.
Según múltiples informes, los actos violentos incluyen agresiones físicas, destrucción de cultivos, incendios provocados, saqueo de viviendas, acoso armado y asesinatos extrajudiciales. Estas acciones suelen estar acompañadas de la protección o permisividad de las fuerzas israelíes, lo que agrava la indefensión de las comunidades palestinas.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha calificado este escenario como un entorno de “impunidad”, señalando que los ataques de colonos ocurren sin consecuencias legales ni sanciones efectivas. El organismo alertó que, desde octubre de 2023, la tasa de ataques de colonos ha alcanzado su punto más alto en al menos dos décadas.
En este contexto, los residentes palestinos afirman que la violencia se ha institucionalizado y que el aparato militar israelí actúa como garante de la ocupación, ignorando tratados internacionales y socavando cualquier posibilidad de justicia. “Esta es nuestra realidad. Y si continúa, perderemos vastas áreas de nuestro territorio, lamentó Ayed Ghafri, activista local al medio MEE.
“La vida de Saif importa”: justicia y resistencia frente a la ocupación
El asesinato de Saif al-Din Musalat ha generado indignación entre organizaciones de derechos humanos, activistas internacionales y sectores de la diáspora palestina. Se exige una respuesta contundente ante un patrón de limpieza étnica encubierta bajo expansión territorial.
Ghafri destacó que Saif es un símbolo de los numerosos jóvenes palestinos que sufren persecución solo por habitar su tierra. Señaló que su muerte no debe quedar impune y subrayó la importancia de su vida, así como la de todo el pueblo palestino.
El caso Musalat no solo denuncia un crimen, sino que expone las profundas fallas de los sistemas internacionales para proteger a los pueblos bajo ocupación militar. Urge una acción decidida por parte de la comunidad internacional y mecanismos reales de justicia que pongan fin a esta política de apartheid y violencia impune.
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