Hambruna en Gaza: 40.000 bebés sufren desnutrición

ONU alerta que la inseguridad alimentaria en Gaza es ‘catastrófica’; 40.000 bebés sufren desnutrición y el bloqueo impide el acceso a ayuda humanitaria.
ONU alerta que la inseguridad alimentaria en Gaza es ‘catastrófica’; 40.000 bebés sufren desnutrición y el bloqueo impide el acceso a ayuda humanitaria.

La Hambruna en Gaza alcanzó niveles “catastróficos” según informó el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU, que alertó este jueves 14 de agosto que al menos 40.000 bebés menores de un año padecen desnutrición aguda. La crisis se desarrolla en medio de continuos bombardeos israelíes, un bloqueo militar que limita el ingreso de ayuda y un colapso total de los servicios básicos, afectando a más de 1,2 millones de niñas y niños en el enclave palestino.

La advertencia coincide con cifras del Ministerio de Salud de Gaza, que confirman 239 muertes por hambruna y desnutrición, de las cuales 106 corresponden a menores de edad. Mientras tanto, temperaturas que superan los 40°C agravan el panorama, con una población que apenas tiene acceso a agua potable.

Un bloqueo que genera hambruna

El bloqueo impuesto por Israel, vigente desde 2007 y reforzado tras el inicio de la ofensiva militar en octubre de 2023, ha convertido la entrada de alimentos en un proceso lento, controlado y sumamente restringido. Según datos del PMA, el mes pasado más de mil camiones con alimentos fueron enviados a Gaza, pero solo diez llegaron a los almacenes designados; El resto quedó bloqueado en las fronteras o fue desperdiciado, mientras millones siguen sin acceso a alimentos esenciales.

La Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) advirtió que incluso cuando la ayuda logra entrar, no es suficiente para cubrir las necesidades mínimas. Los convoyes son blanco de ataques, y la distribución se ve afectada por saqueos, violencia en los puntos de entrega y la falta de combustible para transportar la comida.

Un niño palestino que sufre desnutrición recibe tratamiento en el Hospital de los Mártires de Al-Aqsa en Deir el-Balah, Gaza, el 11 de agosto de 2025 [Hassan Jedi/Andadolu]
Un niño palestino que sufre desnutrición recibe tratamiento en el Hospital de los Mártires de Al-Aqsa en Deir el-Balah, Gaza, el 11 de agosto de 2025 [Andadolu]

Décadas de ocupación, tres ofensivas militares en menos de quince años y un bloqueo que ha estrangulado la economía y la infraestructura del territorio. La hambruna actual no es un desastre natural ni una consecuencia inevitable de la «guerra»: es el resultado directo de decisiones políticas y militares que priorizan el castigo colectivo sobre la protección de la vida civil, siendo una herramienta del genocidio.

Niños y bebés, las primeras víctimas

El Ministerio de Salud de Gaza informó que 250.000 niños menores de cinco años también enfrentan desnutrición, lo que pone en riesgo su desarrollo físico y cognitivo. Las consecuencias de la malnutrición en la infancia son irreversibles: enfermedades crónicas, debilitamiento del sistema inmune y retrasos en el aprendizaje.

El PMA advirtió que, aunque existen reservas de alimentos suficientes para abastecer a los 2,1 millones de habitantes de Gaza por tres meses, la falta de acceso seguro y el riesgo de que los alimentos se echen a perder o se contaminen podrían dejar a millones sin sustento en cuestión de días.

1,2 millones de menores de 18 años sobreviven en condiciones de grave inseguridad alimentaria, lo que significa que no tienen un acceso estable, seguro y suficiente a alimentos nutritivos para mantener una vida saludable. La inseguridad alimentaria no se limita a la falta de comida: implica también la incertidumbre diaria sobre si habrá algo para comer, la reducción forzada de porciones y la dependencia de ayuda humanitaria irregular o insuficiente.

Emergencia sanitaria agravada por el calor

La crisis alimentaria se ve agravada por una ola de calor extremo que supera los 40°C y que, junto con la escasez de agua potable, incrementa los casos de deshidratación. La Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA) ha brindado servicios de emergencia de agua, saneamiento e higiene a 1,7 millones de personas desde el inicio de los ataques israelíes, pero las necesidades superan con creces la capacidad de respuesta.

Niños y mujeres palestinos intentan conseguir un plato de comida en un comedor comunitario en Khan Younis, al sur de Gaza, el 3 de mayo de 2025. AP
Niños y mujeres palestinos intentan conseguir un plato de comida en un comedor comunitario en Khan Younis, al sur de Gaza, el 3 de mayo de 2025. AP

Los comedores comunitarios, que en abril distribuían un millón de raciones diarias, hoy apenas alcanzan las 324.000, dejando a cientos de miles de personas sin una comida segura al día. Este descenso refleja el deterioro constante de la infraestructura y el cierre de rutas de acceso debido a los ataques.

En este escenario, la combinación de hambre, calor y falta de agua constituye una violación múltiple del derecho internacional humanitario, que prohíbe expresamente el uso del hambre como arma de guerra.

Lo que ocurre hoy en Gaza no es un “colapso” espontáneo, sino el resultado de un cerco militar planificado que priva a la población civil de alimentos, agua y atención médica. La ONU, Médicos Sin Fronteras y otras organizaciones llevan meses pidiendo un alto al fuego inmediato y el levantamiento de las restricciones para evitar una catástrofe aún mayor.

La pregunta que queda es: ¿cuántas muertes más serán necesarias para que la comunidad internacional actúe con la urgencia que exige esta tragedia? El derecho a la vida y a la alimentación no es negociable. No puede haber paz ni justicia mientras el hambre siga siendo utilizada como arma contra una población entera.

Para más información sobre el genocidio y sus consecuencias humanitarias, da click aquí.

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