Justicia para Muhammad al-Hallaq: niño palestino de 9 años asesinado por soldados israelíes mientras jugaba al fútbol en al-Rihiya, Hebrón, Cisjordania, este año. Investigaciones confirman uso indebido de armamento, pero no hay sanciones.
Muhammad al-Hallaq: Infancia interrumpida por la ocupación
Muhammad al-Hallaq, un niño palestino de nueve años, fue asesinado el 16 de octubre por las fuerzas israelíes en la aldea de al-Rihiya, al sur de Hebrón. El pequeño jugaba al fútbol con sus amigos cuando soldados abrieron fuego sin previo aviso. Murió pocas horas después en el hospital, tras recibir un disparo en la pelvis.

Testigos de al-Rihiya aseguraron que los niños corrieron al ver llegar los vehículos militares, un reflejo del miedo normalizado en comunidades asediadas. “Es normal que los niños corran. No hubo provocación, solo pánico”, relató el padre de otro menor presente en el lugar.
La respuesta militar fue desproporcionada. El propio comandante israelí encargado del batallón reconoció, en una investigación preliminar, que los disparos violaron las reglas de combate y se usó el armamento de forma indebida. Sin embargo, como ha ocurrido en casos anteriores, ningún soldado ha sido procesado.
Su madre, Alia, recuerda con voz quebrada la última mañana de su hijo: le preparó su desayuno, su mochila y tres porciones extra de pizza para compartir con sus compañeros. “Era un niño feliz, le gustaban los pájaros y soñaba con ser doctor”, dijo entre lágrimas.
La historia de Muhammad al-Hallaq no es un caso aislado, sino un reflejo de la violencia cotidiana que sufren los niños palestinos bajo la ocupación militar israelí. Según la Oficina de Coordinación Humanitaria de la ONU (OCHA), más de 40 menores han sido asesinados en Cisjordania solo en 2025, y 213 desde octubre de 2023, en contextos donde no existía amenaza directa contra las tropas israelíes.
Un patrón de impunidad estructural
El caso de Muhammad se suma a una larga lista de asesinatos de menores palestinos cometidos por las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) en Cisjordania ocupada. Organizaciones como B’Tselem y Human Rights Watch han denunciado que el uso letal de la fuerza no responde a criterios de defensa, sino a una política de control poblacional y represión sistemática.

Desde la ofensiva israelí en Gaza en octubre de 2023, la violencia en Cisjordania se ha intensificado: redadas nocturnas, demolición de viviendas, detenciones arbitrarias y ataques de colonos armados con el respaldo del ejército.
La ONU ha documentado un incremento del 45 % en el uso de munición real contra civiles palestinos desde entonces.
En declaraciones recientes, el portavoz de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU advirtió que el patrón de asesinatos refleja “una impunidad endémica y una militarización del control civil”. Mientras tanto, los padres palestinos viven con el temor de que sus hijos no regresen de la escuela o del campo de fútbol.
El peso del duelo y la resistencia
La familia al-Hallaq enfrenta el duelo entre el silencio y la memoria. Su hermana, Mais, de 14 años, no logra dormir desde aquella noche. “Cuando llegaba de la escuela, me pedía que le enseñara. Siempre quería aprender”, recordó.
Su hermano menor, Elias, aún pregunta por él. Sila, de seis años, se niega a regresar a clases porque Muhammad solía acompañarla.
El padre, Bahjat, camina cada día alrededor de la cama vacía, tocando la mochila nueva que su hijo nunca volvió a usar. “Siento su ausencia en cada rincón de la casa”, dice. “Era la alegría del hogar. Todo lo bueno se fue con él.”
Para la comunidad de al-Rihiya, la muerte del pequeño simboliza algo más profundo: la pérdida de la inocencia colectiva bajo un régimen militar que criminaliza la existencia palestina desde la infancia.
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