El aeropuerto de Bosaso en Somalia se ha convertido en un punto estratégico para el tráfico de mercenarios rumbo a Sudán. Entre octubre y noviembre de 2025, aviones provenientes de Emiratos Árabes Unidos transportaron combatientes y carga militar hacia la zona de conflicto en Darfur, donde las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) han sido acusadas de genocidio.
Aeropuerto de Bosaso en Somalia usado para mercenarios hacia Sudán
El ministro de Defensa de Somalia, Ahmed Muallim Fiqi, informó al Senado que aviones provenientes de los Emiratos Árabes Unidos transportan armas y mercenarios hacia zonas de conflicto, donde las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) han sido acusadas de genocidio en Darfur. Según Fiqi, Puntlandia funciona como un territorio casi autónomo, fuera del control del gobierno central, y se ha convertido en un punto de llegada de cargamentos de armas y cientos de mercenarios cada mes.

Videos difundidos por medios internacionales y el propio ministro de Defensa somalí muestran la llegada de mercenarios al aeropuerto de Bosaso, confirmando su tránsito hacia campamentos temporales antes de cruzar hacia Sudán. Entre ellos se encuentran mercenarios de distintas nacionalidades. El ministro indicó que se han recibido reportes sobre mercenarios colombianos en Bosaso, aunque no han sido confirmados oficialmente.
El papel de Bosaso como nodo logístico subraya un patrón preocupante: el uso de territorios semiautónomos para sostener conflictos ajenos, vulnerando el derecho internacional y la seguridad regional. La región se convierte así en un punto neurálgico que facilita la violencia paramilitar y la expansión de grupos implicados en crímenes de guerra.
RSF y el genocidio en Darfur
Desde abril de 2023, las RSF se enfrentan a las Fuerzas Armadas Sudanesas (SAF), perpetrando ataques sistemáticos contra la población civil. Sobrevivientes de El Fasher, en Darfur del Norte, han reportado asesinatos, violaciones y agresiones indiscriminadas, confirmando acusaciones de genocidio.

“El aeropuerto de Bosaso ha permitido que combatientes lleguen casi sin control a Sudán, prolongando el sufrimiento de la población civil”, señaló Abdisaid Muse Ali, exministro de Asuntos Exteriores de Somalia, en un artículo reciente. La implicación indirecta de Somalia y la complicidad de actores externos como los Emiratos Árabes Unidos generan un dilema ético: ¿cómo garantizar la rendición de cuentas cuando la soberanía territorial es fragmentada y el poder político está disperso?
La falta de control de Mogadiscio sobre el puerto y el aeropuerto de Bosaso evidencia también la fragilidad del Estado somalí. El gobierno federal mantiene la supervisión del espacio aéreo, pero carece de autoridad efectiva sobre el territorio en sí, lo que permite la entrada y salida de mercenarios y materiales bélicos sin fiscalización clara.
Implicaciones regionales y responsabilidades internacionales
La situación en Bosaso plantea preguntas sobre la política exterior de Somalia y la responsabilidad de los países que facilitan la guerra. El gobierno federal no ha confrontado públicamente a Abu Dabi, a pesar de las tensiones con el presidente Mohammed bin Zayed y los reportes de apoyo militar a las RSF.
Mohamed Omar Dalha, exlegislador somalí, advirtió: “Permitir que agentes externos utilicen nuestro espacio aéreo para fines que no dirigimos ni verificamos erosiona nuestra legitimidad y prestigio moral”. Las redes sociales y medios regionales reflejan indignación; muchos sudaneses recuerdan la asistencia humanitaria y educativa brindada a Somalia durante su guerra civil, haciendo más dolorosa la complicidad percibida.
La exposición de Bosaso como punto de tránsito para mercenarios y armas plantea un desafío crítico: cómo un Estado puede ser partícipe, aunque indirecto, de crímenes de lesa humanidad sin asumir responsabilidades legales ni políticas.
Organizaciones de derechos humanos critican el financiamiento armamentista de Emiratos Árabes Unidos a las RSF y piden sanciones contra el país. Sin embargo, el gobierno de los EAU ha rechazado cualquier acusación de suministro de armamento o de apoyo militar directo a las RSF.
El aeropuerto de Bosaso se ha transformado en un epicentro de violencia y violaciones a los derechos humanos, facilitando la prolongación de un conflicto que ha devastado a la población de Darfur. La participación indirecta de Somalia y el apoyo encubierto de actores internacionales evidencian cómo la fragmentación del poder y la complicidad externa perpetúan la impunidad.