El 28 de mayo de 2012, en el barrio de al-Safsafa, en la ciudad de Homs, Siria, el joven cineasta y activista civil Bassel Shehadeh fue asesinado durante un bombardeo ordenado por el régimen de Bashar al-Assad, mientras documentaba los estragos de la represión contra la población civil. Con apenas 28 años, Shehadeh se convirtió en un símbolo de la lucha no armada y del uso del arte como herramienta de denuncia en uno de los conflictos más violentos del siglo XXI.
De las aulas al activismo audiovisual
Bassel Shehadeh nació el 31 de enero de 1984 en Damasco, en el seno de una familia culta y comprometida con la educación. Su padre, profesor universitario de ingeniería mecánica, y su madre, ingeniera, promovieron en él una sólida formación académica. En 2006, se graduó en Tecnología de la Información con especialización en Inteligencia Artificial en la Universidad de Damasco. Sin embargo, la tecnología no sería su única vocación.

Su sensibilidad social y su interés por el arte lo llevaron a explorar la fotografía, el cine documental y la música, descubriendo en estos lenguajes una forma de expresar lo que ocurría en su país: La creciente represión, la pobreza y las tensiones sociales que estallaron con la Primavera Árabe en 2011.
El arte como forma de resistencia
Shehadeh produjo varios cortometrajes que denuncian realidades silenciadas. Entre ellos destacan Regalo del sábado por la mañana, sobre los traumas infantiles de la guerra del Líbano de 2006, y Llevando el Eid a los campamentos, en el que retrata a los niños desplazados por la sequía en zonas rurales sirias.
Su documental Frenos, una crítica directa al aparato represor sirio, fue galardonado con la beca TAMKEEN al mejor documental nacional en el festival DOX BOX 2011. En todos sus trabajos, Shehadeh utilizó su cámara como un testigo incómodo, con el que registraba las injusticias que el régimen intentaba ocultar.
Una beca en EE.UU. y el regreso a la zona de peligro
En 2011, cuando la violencia ya sacudía varias ciudades sirias, Shehadeh obtuvo una beca Fulbright para estudiar Producción Cinematográfica en la Universidad de Syracuse, en Estados Unidos. Durante su estancia, filmó las protestas de Occupy Wall Street y produjo Singing to Freedom, un documental con entrevistas a intelectuales como Noam Chomsky, donde se discutía la resistencia civil frente a regímenes autoritarios.

Sin embargo, al finalizar el primer semestre, Bassel tomó una decisión radical: Renunció a su beca y regresó a Siria, convencido de que debía estar junto a su pueblo, registrando lo que los medios internacionales no cubrían. Su regreso no fue una casualidad, sino un acto profundamente político.
El lente que incomodó al poder
Ya en Damasco, Shehadeh participó activamente en protestas pacíficas, especialmente en el barrio de al-Midan. Fue detenido junto a otros artistas y activistas, pero poco después liberado. Sin perder tiempo, viajó a Homs, una de las ciudades más castigadas por la guerra, donde filmó ataques aéreos, la destrucción de barrios enteros y testimonios de víctimas.
Fue precisamente en esa ciudad donde, el 28 de mayo de 2012, mientras grababa en el barrio de al-Safsafa, murió tras un ataque aéreo. Las autoridades sirias nunca reconocieron su muerte oficialmente, ni ofrecieron explicación alguna. El régimen sabía bien quién era y qué estaba haciendo.
Legado y el fin del régimen de Bashar al-Assad
Bassel Shehadeh permanece como un símbolo imprescindible de la resistencia civil y artística contra la brutal dictadura de Bashar al-Assad. Su compromiso inquebrantable con la documentación de las atrocidades cometidas durante la guerra siria trascendió las fronteras, poniendo rostro y voz a millones de víctimas silenciadas por la represión.
El 8 de diciembre de 2024, la historia dio un giro decisivo con la caída del régimen de Assad. Tras una ofensiva conjunta de las fuerzas opositoras, encabezadas por Hayat Tahrir al-Sham (HTS) y apoyadas por el Ejército Nacional Sirio, Damasco fue tomada, poniendo fin a más de cinco décadas de control absoluto de la familia Assad sobre Siria. Este suceso marca un antes y un después en el conflicto sirio y en la lucha por la libertad que Bassel representó con valentía.
La muerte de Shehadeh no fue en vano; su legado inspira a nuevas generaciones de activistas, periodistas y cineastas que, en un país reconstruido, buscan justicia, memoria y verdad. La caída del régimen abre la puerta para que la voz de Bassel y de quienes perdieron la vida en la resistencia se mantenga viva y presente en el proceso de reconstrucción y reconciliación nacional.
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