Un ataque aéreo israelí en un suburbio de ‘Beirut‘ el pasado viernes ha dejado al menos 37 muertos, incluidos niños y mujeres. El Ministerio de Salud de Líbano ha confirmado estas víctimas, mientras los rescatistas continúan buscando sobrevivientes entre los escombros. Este trágico suceso ha intensificado la tensión en una región ya marcada por el conflicto entre Israel y ‘Hezbolá‘.
El grupo ‘Hezbolá’ ha reconocido que 16 de sus miembros, incluyendo a dos de sus altos comandantes, fueron asesinados en el ataque. La situación se complica aún más, ya que este incidente se considera el más letal en casi un año de enfrentamientos entre Israel y Hezbolá, un grupo respaldado por Irán. Las fuerzas israelíes, a través de sus redes sociales, han afirmado que este ataque fue un golpe decisivo contra la cadena de mando del grupo.
La magnitud del bombardeo ha llevado a una ola de desesperación en la región, con informes que indican que una guardería cercana también resultó afectada. A medida que el conflicto se intensifica, los bombardeos transfronterizos han continuado, y se han realizado ataques aéreos sin precedentes en el sur del Líbano. Estos eventos han generado una inquietud creciente entre la comunidad internacional, que observa con preocupación el deterioro de la situación.
El primer ministro libanés, Najib Mikati, ha cancelado su participación en la Asamblea General de la ONU, reflejando la urgencia del conflicto. Al mismo tiempo, el asesor de seguridad nacional de EE.UU., Jake Sullivan, ha manifestado su inquietud sobre la escalada entre Israel y Líbano. A pesar de las tensiones, ha declarado que es posible encontrar un camino hacia un cese al fuego duradero que garantice la seguridad de las poblaciones de ambos lados.
Con al menos 740 muertos en el Líbano desde octubre, la violencia se encuentra en niveles alarmantes. La ONU ha emitido un llamado urgente para poner fin a este ciclo de violencia, advirtiendo que la situación en Beirut representa un riesgo significativo para la estabilidad regional.