Primera dama de Turquía, Emine Erdoğan, pide a Melania Trump defender a las niñas y niños de Gaza

Emine Erdoğan pidió a Melania Trump interceder por los niños de Gaza ante Netanyahu, denunciando la indiferencia global hacia la infancia palestina
Emine Erdoğan pidió a Melania Trump interceder por los niños de Gaza ante Netanyahu, denunciando la indiferencia global hacia la infancia palestina

Emine Erdoğan, primera dama de Turquía, envió este sábado una carta a su homóloga estadounidense, Melania Trump, solicitándole que interceda por las niñas y niños de Gaza ante el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu. La misiva, divulgada por medios turcos, subraya la contradicción de que Melania haya apelado recientemente al presidente ruso, Vladímir Putin, en nombre de los niños ucranianos, pero guarde silencio frente al genocidio en Palestina.

La carta llega en un momento donde las Naciones Unidas declararón oficialmente este pasado viernes un estado de hambruna en Gaza, tras casi dos años de bloqueo, ataques militares y desplazamientos masivos que, según cifras locales avaladas por la ONU, han dejado 62 mil palestinos muertos, entre ellos 18 mil niñas y niños. Mientras tanto, Netanyahu tachó el informe de Naciones Unidas de «mentira descarada», negando la magnitud del desastre.

La apelación de Erdoğan no es solo diplomática, sino profundamente simbólica: interpela a otra primera dama desde la perspectiva de una madre y una mujer, recordándole que la infancia no conoce fronteras, religiones ni banderas.

La niñez como víctima invisible de la geopolítica

La historia de Gaza es la de un territorio atrapado en el laberinto de la política internacional. Desde el bloqueo impuesto en 2007, la población palestina ha vivido bajo condiciones que organismos humanitarios califican de asfixiantes: restricciones de movimiento, colapso hospitalario y falta de acceso a agua potable y electricidad. En ese contexto, la infancia ha sido la más golpeada.

Emine Erdoğan y Melania Trump
Emine Erdoğan y Melania Trump

UNICEF advierte que «cada 45 minutos muere un niño en Gaza». Esta cifra se traduce en miles de infancias interrumpidas, sueños rotos y familias devastadas. No se trata de una abstracción estadística, sino de vidas truncadas como la de Hind Recep, una niña de seis años acribillada con más de 300 balas, citada en la carta de Erdoğan.

La misiva dirigida a Melania Trump recuerda que en Ucrania han sido 648 los niños asesinados desde la invasión rusa, y que ese dato generó múltiples muestras de empatía en Occidente. Pero ¿qué ocurre con los 18 mil niños palestinos asesinados en solo dos años? La diferencia de trato revela, una vez más, la jerarquización de las víctimas según los intereses políticos de las potencias.

Entre la diplomacia femenina y la indiferencia global

Erdoğan recurre a una narrativa profundamente humana: la maternidad como punto de encuentro entre mujeres de alto perfil político. En su carta, afirma:

“Como madre, como mujer y como ser humano, comparto profundamente los sentimientos expresados en su carta, y espero que usted dé la misma esperanza a las niñas y niños de Gaza, que también anhelan la paz y la tranquilidad”.

Melania Trump (izquierda) y Ermine Erdogan (derecha) se conocieron en 2019, cuando sus maridos mantuvieron conversaciones en la Casa Blanca.
Melania Trump (izquierda) y Ermine Erdogan (derecha) se conocieron en 2019, cuando sus maridos mantuvieron conversaciones en la Casa Blanca.

La apelación no es ingenua. Se inscribe en una estrategia de presión diplomática que busca cuestionar la doble moral occidental: condenar con firmeza a Rusia mientras se justifica o silencia la violencia ejercida por Israel. No obstante, la carta también pone de relieve un hecho incómodo: el papel de las primeras damas en escenarios políticos donde su influencia suele limitarse a gestos simbólicos, aunque estos puedan resonar internacionalmente.

La pregunta de fondo es si Melania Trump, al igual que en el caso ucraniano, asumirá el riesgo político de dirigirse directamente a Netanyahu o si, por el contrario, optará por la prudencia y el silencio, manteniendo el alineamiento de Washington con Tel Aviv.

La doble moral en la defensa de los derechos humanos

El contraste que plantea Emine Erdoğan es brutal: mientras el sufrimiento de los niños ucranianos ha sido enarbolado como bandera moral por gobiernos, medios de comunicación y figuras públicas en Occidente, la niñez palestina sigue siendo invisibilizada o reducida a daños colaterales.

El derecho a crecer en paz, en un entorno seguro y digno, es universal. Sin embargo, la selectividad con que se aplica este principio deja claro que no todos los niños son considerados iguales en la agenda internacional. Gaza, convertida en lo que UNICEF describió como «un infierno para los niños», representa una de las mayores crisis de derechos humanos de nuestro tiempo.

La carta de Erdoğan reaviva un debate incómodo: ¿por qué algunas infancias reciben compasión y solidaridad inmediata, mientras otras quedan relegadas al olvido diplomático? La iniciativa subraya la urgencia de romper con la indiferencia global hacia la niñez palestina. No bastan los discursos ni los gestos humanitarios aislados; hacen falta compromisos políticos reales que pongan la vida por encima de la geopolítica.

 Para más información sobre el genocidio y sus consecuencias humanitarias, da click aquí.

WhatsApp
Facebook
Twitter
LinkedIn