La Flotilla Global Sumud zarpó este domingo desde Barcelona con un convoy de barcos y cientos de activistas de 44 países, en un intento sin precedentes por romper el prolongado bloqueo israelí sobre la Franja de Gaza. La misión, encabezada por la activista sueca Greta Thunberg y acompañada por figuras políticas y sociales, busca entregar alimentos, medicinas y agua a la población palestina mientras Israel intensifica su ofensiva en la ciudad de Gaza y limita el acceso a suministros básicos. Se espera que la flotilla llegue al enclave alrededor del 14 o 15 de septiembre.
¿Qué es la Flotilla Global Sumud?
La Flotilla Global Sumud es un convoy marítimo humanitario que busca romper el bloqueo impuesto por Israel sobre la Franja de Gaza desde hace 18 años. Su nombre, “Sumud”, significa resiliencia en árabe y refleja la determinación de sus organizadores y activistas frente a la prolongada crisis humanitaria en el territorio palestino. La flotilla se define como una iniciativa independiente, no vinculada a gobiernos ni partidos políticos, y su misión principal es transportar alimentos, medicinas y agua a la población de Gaza.
Esta operación, que incluye alrededor de 20 barcos provenientes de distintos países y la participación de delegaciones de 44 naciones, representa el mayor esfuerzo internacional hasta la fecha para garantizar asistencia directa y visibilizar la situación crítica que enfrenta la población civil en el enclave palestino.

Los activistas exigen un paso seguro y la apertura de un corredor marítimo humanitario, destacando que la ayuda transportada incluye leche de fórmula para bebés, alimentos, medicinas y agua potable. “La historia aquí es sobre Palestina. La historia aquí es cómo se está privando deliberadamente a las personas de los medios más básicos para sobrevivir”, declaró Greta Thunberg en conferencia de prensa, subrayando la urgencia de la operación.
Un bloqueo marítimo por años
El bloqueo israelí sobre Gaza, que comenzó en 2006 y se intensificó tras los ataques en 2023, ha generado una crisis humanitaria prolongada. Según agencias internacionales, medio millón de personas enfrentan niveles catastróficos de hambre, mientras que la ofensiva militar reciente ha limitado aún más la llegada de suministros básicos.

Esta flotilla es el cuarto intento de romper el bloqueo en lo que va del año. En mayo, el barco Conscience fue atacado por drones tras zarpar de Malta. Más tarde, los barcos Madleen y Handala fueron detenidos por el ejército israelí, arrestando a activistas y confiscando su carga, lo que evidencia la complejidad y el riesgo que conlleva esta misión humanitaria.
El bloqueo marítimo israelí sobre Gaza ha restringido de manera severa el acceso de la población a recursos básicos, incluyendo la pesca, que históricamente ha sido una fuente vital de alimentación y sustento económico para los habitantes del enclave. Bajo este régimen, los pescadores palestinos enfrentan la constante amenaza de disparos por parte de las fuerzas israelíes si se acercan a ciertas zonas marítimas, situación que ha sido ampliamente documentada por organismos internacionales y medios de comunicación.
Apoyo internacional y movilización ciudadana
La flotilla ha recibido apoyo masivo de organizaciones sociales y propalestinas en Barcelona y en otros puntos del Mediterráneo. Entre los participantes se encuentran políticos como la exalcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y celebridades internacionales como Susan Sarandon y Liam Cunningham, quienes buscan visibilizar la crisis humanitaria y ejercer presión sobre las autoridades israelíes para garantizar la llegada de la ayuda.

Durante los días previos al zarpe, se organizaron charlas, conciertos y actividades en Barcelona para respaldar la misión, que cuenta con la participación de al menos 300 activistas comprometidos con la entrega segura de asistencia humanitaria a Gaza. “Tan simple como esto. Nuestro objetivo es muy claro: queremos zarpar con docenas de barcos con ayuda humanitaria, para romper el asedio ilegal e inhumano de Israel”, reiteró Thunberg.
Una misión con riesgo y responsabilidad ética
El riesgo de confrontación con las autoridades israelíes es elevado, pero los organizadores advierten que, si se impide la llegada de la ayuda, el plan B será volver con mayor movilización. La flotilla plantea, además, una cuestión ética: la comunidad internacional no puede permanecer en silencio frente a la privación sistemática de recursos esenciales a millones de palestinos.
El convoy no solo busca entregar alimentos y medicinas, sino denunciar un contexto de violación de derechos humanos que persiste desde hace casi dos décadas. La flotilla representa un acto de presión política y social que cuestiona la legalidad y la moralidad de un bloqueo que limita la supervivencia de la población civil en Gaza.
La Global Sumud Flotilla es un mensaje contundente contra la indiferencia internacional y la violación de derechos humanos. Su éxito o fracaso marcará la capacidad de la sociedad civil global para ejercer presión frente a conflictos prolongados y crisis humanitarias. ¿Podrá esta misión histórica garantizar un acceso seguro y sostenible a la ayuda, o quedará como un gesto simbólico ante un bloqueo que persiste desde hace 18 años? La respuesta dependerá, en buena medida, de la voluntad internacional de actuar frente a la injusticia.
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