Al-Kut, Irak | 17 de julio de 2025 — Un incendio de gran magnitud ocurrido la noche del miércoles en el hipermercado Corniche, ubicado en el centro de esta ciudad del este de Irak, dejó al menos 69 muertos y dejando decenas de heridos y desaparecidos, según confirmaron las autoridades locales. La tragedia fue reportada por el gobernador de la provincia de Wasit, Mohammed al-Miyahi, quien decretó tres días de luto e informó que ya se han iniciado acciones legales contra los responsables del edificio siniestrado.
Continúan las labores de rescate entre los escombros del edificio, que fue inaugurado apenas cinco días antes del incendio. La magnitud de la tragedia ha puesto bajo la lupa la responsabilidad del Estado iraquí en la protección de su ciudadanía.
Falta de medidas de seguridad: una amenaza estructural en Irak
Uno de los aspectos más alarmantes de este incendio es que no se trató de un hecho aislado ni fortuito, sino de una consecuencia previsible en un contexto marcado por la precariedad de las condiciones de seguridad en edificios comerciales.
En Irak, incendios como este se repiten año tras año, especialmente durante los meses de calor extremo. Sin embargo, la falta de inspecciones adecuadas, el uso de materiales inflamables, la ausencia de rutas de evacuación seguras y la negligencia de los empresarios y las autoridades locales convierten a los espacios públicos en trampas mortales.

En el caso de Corniche, testigos aseguran que las alarmas no funcionaron adecuadamente y que muchos empleados y visitantes quedaron atrapados sin posibilidad de escape. Las imágenes difundidas por agencias internacionales muestran a personas intentando huir por las ventanas y pidiendo ayuda desde los pisos superiores, en una escena dantesca que se prolongó durante horas.
El incendio de Corniche se suma a una larga lista de tragedias prevenibles. En septiembre de 2023, más de 100 personas fallecieron durante una boda en la provincia de Nínive, cuando un incendio consumió un salón sin salidas de emergencia ni extintores. Aquella vez también se prometió justicia, pero los responsables nunca fueron sentenciados con firmeza.

Estas tragedias recurrentes no son accidentes. Son consecuencias directas del abandono institucional, la corrupción, la falta de supervisión y la priorización de intereses económicos sobre el bienestar ciudadano.
Irak, aún afectado por los estragos de décadas de conflictos armados, enfrenta ahora una guerra silenciosa contra la negligencia y la impunidad, una que cobra vidas inocentes sin necesidad de armas ni ejércitos.
Justicia y rendición de cuentas para las víctimas en al-Kut: ¿habrá responsables?
Frente a la indignación ciudadana, el gobernador de la provincia de Wasit, Mohammed al-Miyahi, anunció acciones legales contra los propietarios del hipermercado y del edificio. Asimismo, aseguró que los resultados preliminares de la investigación se harán públicos en un plazo de 48 horas, con el compromiso de transparencia.
Por su parte, el primer ministro iraquí, Mohamed Shia al-Sudani, ordenó una investigación técnica urgente para determinar las causas del incendio y establecer responsabilidades. También envió equipos médicos especializados a la zona para apoyar en las labores de atención a los heridos.

No obstante, la desconfianza pública crece. En un país donde los casos similares suelen cerrarse sin castigos ejemplares, la población teme que este suceso se sume a la larga lista de tragedias impunes. La exigencia de justicia no solo implica procesar a quienes ignoraron los estándares de seguridad, sino también reformar de fondo las políticas de construcción y supervisión en Irak.
Organismos internacionales y defensores de derechos humanos han exigido una revisión estructural urgente de las normativas de seguridad en espacios públicos de Irak. No se trata solo de responder con luto y condolencias, sino de actuar con determinación para garantizar que cada ciudadano pueda vivir, trabajar y circular en condiciones dignas y seguras.
La tragedia en Al-Kut no puede quedar en el olvido. Debe convertirse en un punto de inflexión para exigir un Irak más humano, más justo y más consciente del valor de cada vida perdida.
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