Israel lanza más de 100 ataques aéreos sobre Gaza pese al alto el fuego, dejando decenas de muertos, entre ellos mujeres y niños, según el Ministerio de Salud de Gaza. Se trata del ataque más intenso desde la tregua, aunque ya se habían denunciado ataques en días anteriores.
La violencia estalló nuevamente en medio de la tregua mediada por Egipto y Estados Unidos, que pretendía abrir el paso de ayuda humanitaria y facilitar la entrega de restos de rehenes. Sin embargo, Israel suspendió la entrada de ayuda y Netanyahu ordenó “acciones enérgicas” contra lo que calificó como violaciones del alto al fuego.

Desde la madrugada del domingo, el ejército israelí bombardeó más de un centenar de objetivos en Khan Younis, Nuseirat, el campo de refugiados de Bureij y otras zonas densamente pobladas del enclave. Los ataques se produjeron apenas una semana después del acuerdo de cese al fuego mediado por Egipto y Estados Unidos.
El Canal 12 de Israel informó que el ejército había bombardeado alrededor de 100 objetivos en Gaza desde la mañana del domingo. Testigos locales reportaron columnas de humo elevándose sobre Khan Younis, mientras los equipos de rescate intentaban recuperar cuerpos entre los escombros de una escuela y una cafetería improvisada en Zawaida.
Hamás negó toda responsabilidad en los supuestos ataques contra tropas israelíes y acusó a Tel Aviv de fabricar pretextos para reanudar la guerra. “No tenemos comunicación con nuestras unidades en Rafah desde hace meses. No somos responsables de ningún incidente en esas áreas”, declaró su portavoz Hazem Kassem.
Las autoridades de Gaza denunciaron que los ataques constituyen violaciones flagrantes del derecho internacional humanitario y de la decisión de alto el fuego. Un comunicado oficial indicó que, desde el 10 de octubre, Israel ha perpetrado 80 violaciones, matando a 97 palestinos e hiriendo a 230 más.
Frágil alto el fuego: Ataques contra civiles y suspensión de ayuda humanitaria
Entre los objetivos alcanzados estuvieron una escuela que albergaba familias desplazadas, una cafetería en Zawaida y tiendas de campaña en el área de Asdaa, en Khan Yunis. En cada sitio, las víctimas fueron principalmente civiles. “En el Hospital Al-Awda hemos recibido cuerpos de niños completamente calcinados. Ningún acuerdo justifica esto”, declaró un médico voluntario.
Mientras tanto, Israel suspendió los envíos de ayuda humanitaria, alegando “razones de seguridad”. La decisión dejó sin suministros médicos y alimentarios a miles de familias que dependen exclusivamente de la asistencia internacional. Organismos humanitarios advirtieron que la medida podría agravar el hambre y las enfermedades infecciosas en el enclave.
Un funcionario egipcio confirmó que las negociaciones para restablecer la tregua continúan “las 24 horas”, aunque admitió que la desconfianza entre ambas partes complica cualquier avance. “Israel no busca paz, busca obediencia”, señaló un analista palestino.
Violaciones reiteradas y un futuro incierto
Desde el inicio del conflicto y genocidio en octubre de 2023, más de 68 mil palestinos han muerto según datos del Ministerio de Salud de Gaza, cifras que la ONU considera fiables. Israel, por su parte, continúa disputando esos números sin ofrecer un registro alternativo. Miles permanecen desaparecidos bajo los escombros, mientras los hospitales operan sin electricidad ni medicinas.

En paralelo, los mediadores estadounidenses presionan para establecer una autoridad internacional que gobierne Gaza tras el fin del conflicto, propuesta que Hamás rechaza. “No formaremos parte de una Gaza posguerra impuesta desde el extranjero”, advirtió Khalil al-Hayya, jefe negociador del movimiento palestino.
El cruce de Rafah con Egipto, antes único punto de salida, sigue cerrado desde mayo de 2024, impidiendo la evacuación médica de heridos graves y separando a familias enteras. Solo algunos cuerpos han sido devueltos a través de acuerdos humanitarios parciales.
Los recientes ataques israelíes sobre Gaza revelan el fracaso moral y político del cese al fuego. Aun bajo acuerdos internacionales, la población palestina continúa siendo blanco de una ocupación que ignora el derecho humanitario y utiliza la seguridad como excusa para la represión.
El mundo observa, otra vez, cómo la palabra “tregua” se convierte en sinónimo de pausa antes del siguiente bombardeo.
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