En el campamento de refugiados de Jenin, ubicado en el norte de Cisjordania, las fuerzas de ocupación israelíes han demolido recientemente varias viviendas palestinas para luego pavimentar nuevas carreteras en el mismo lugar y colocar nombres en hebreo. Este hecho, que ha ocurrido en los últimos días, es parte de una estrategia más amplia de desplazamiento forzado y apropiación del territorio palestino, una práctica denunciada repetidamente por organizaciones de derechos humanos y expertos en derecho internacional.
Demoliciones y urbanización forzada en Jenin
El campamento de Jenin ha sido históricamente un símbolo de resistencia palestina, lo que lo convierte en un objetivo recurrente de las fuerzas de ocupación israelíes. La demolición de viviendas en esta área no solo destruye hogares, sino que también expulsa a las familias palestinas de sus tierras y limita sus posibilidades de regresar.
Según las autoridades israelíes, estas demoliciones se justifican por motivos de «seguridad», pero en la práctica, sirven para consolidar el control sobre Cisjordania y facilitar la expansión de asentamientos ilegales. La posterior construcción de carreteras y la imposición de nombres en hebreo refuerzan este proceso de colonización, eliminando progresivamente la presencia y la identidad palestina del territorio ocupado.
Borrar la identidad palestina: Una estrategia recurrente
El cambio de nombres en las calles y barrios palestinos es una táctica empleada por Israel en diversas ciudades y localidades ocupadas. Al modificar la toponimia original, el gobierno israelí busca imponer su narrativa y reforzar la idea de que estos territorios forman parte de su dominio.

Esta estrategia no solo afecta el paisaje urbano, sino que también impacta la memoria colectiva de los palestinos. Para las generaciones futuras, la presencia de nombres en hebreo sobre las ruinas de casas palestinas podría distorsionar la historia y hacer que la ocupación parezca algo permanente e irreversible.
Violaciones al derecho internacional y la inacción global
La Cuarta Convención de Ginebra prohíbe la destrucción de propiedades en territorios ocupados, salvo en circunstancias excepcionales. Además, el derecho internacional rechaza cualquier cambio estructural permanente que altere la identidad de un territorio bajo ocupación. Sin embargo, Israel sigue implementando estas tácticas sin enfrentar consecuencias.

A pesar de los pronunciamientos de la ONU, la Unión Europea y diversas organizaciones de derechos humanos, la falta de sanciones concretas ha permitido que estas prácticas continúen. La impunidad internacional contribuye a la expansión de la ocupación y al sufrimiento continuo del pueblo palestino.
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