Carros de Gedeón: La nueva ofensiva militar de Israel en Gaza

Israel intensifica sus ataques en Gaza con la brutal operación Carros de Gedeón
Una nueva operación militar de Israel ha sacudido Gaza con cientos de bombardeos y órdenes de desplazamiento. El conflicto escala mientras crecen las dudas sobre la legalidad de las acciones.

El 17 de mayo de 2025, el Ejército de Israel lanzó una nueva ofensiva militar a gran escala en la Franja de Gaza, bajo la operación denominada ‘Carros de Gedeón’. En tan solo un día, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), en coordinación con el servicio de inteligencia Shin Bet y el Comando Sur, ejecutaron más de 160 ataques aéreos en distintas zonas del enclave palestino. Aunque el objetivo declarado es desmantelar la estructura militar de Hamas y rescatar a los rehenes, las acciones han derivado en una devastación generalizada que distintos organismos ya califican como una limpieza étnica en curso.

¿Qué es la operación ‘Carros de Gedeón’?

La operación ‘Carros de Gedeón’ representa la fase más agresiva de la campaña militar de Israel desde el 7 de octubre de 2023, cuando estalló el conflicto actual con Hamas. Lanzada oficialmente el 17 de mayo de 2025, esta ofensiva fue anunciada por las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) como una supuesta respuesta estratégica para alcanzar dos grandes objetivos: Desmantelar la infraestructura militar de Hamas y rescatar a los rehenes aún retenidos en Gaza.

La operación Carros de Gedeón destruye Rafah y condena a civiles a la desesperación

Sin embargo, detrás del lenguaje oficial, la operación ha adoptado una lógica de ataques masivos, evacuaciones forzadas y una intensificación del cerco sobre la población civil palestina. El nombre mismo, tomado del relato bíblico de Gedeón, refuerza una narrativa de «guerra justa» o incluso «divina», lo que ha despertado alertas sobre la ideologización del conflicto.

A diferencia de ofensivas previas, esta nueva fase busca controlar por completo zonas estratégicas del enclave palestino, arrasando con barrios enteros y estableciendo condiciones que dificultan el retorno de sus habitantes. La combinación entre poder militar, desplazamiento forzado y devastación sistemática ha llevado a expertos a comparar la operación con estrategias de ingeniería demográfica y limpieza étnica.

Desplazamientos forzados y zonas de combate

Otro de los aspectos más críticos del operativo es la orden de evacuación emitida hacia los habitantes de Khan Younis, Beni Suhaila y Abasan, ciudades localizadas en el sur de Gaza. El mensaje del Ejército israelí, transmitido en árabe a través de redes sociales y altavoces, advierte de un ‘ataque sin precedentes’ e insta a la población civil a desplazarse hacia la franja costera de Mawasi, zona que ya se encuentra colapsada por miles de desplazados.

La declaración de toda la gobernación de Khan Younis como ‘zona de combate peligrosa’ implica no solo la suspensión de garantías básicas, sino también el alto riesgo de que civiles queden atrapados entre fuego cruzado y bombardeos sistemáticos. La narrativa oficial de occidente sostiene que Hamas utiliza zonas residenciales como escudo humano, sin embargo, organizaciones humanitarias y analistas internacionales advierten que estas acciones podrían constituir violaciones al derecho internacional humanitario, al implicar castigo colectivo y desplazamientos forzados sin garantías de retorno.

El doble discurso de Netanyahu

Mientras la ofensiva sobre Gaza no cesa, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu insiste en que uno de los objetivos clave de la operación militar es “evitar que Hamas interfiera en la distribución de ayuda humanitaria”. Según sus declaraciones, no se permitirá la entrega de alimentos y medicinas si no existen garantías de que llegarán directamente a la población civil.

Sin embargo, esta postura resulta profundamente contradictoria y alarmante. ¿Cómo puede un gobierno justificar la protección de la ayuda humanitaria mientras mantiene un bloqueo total desde hace más de tres meses que impide precisamente su ingreso?

Aunque se ha anunciado recientemente la aprobación de algunos cargamentos, estos siguen siendo mínimos, tardíos y fuertemente restringidos. En muchos casos, los convoyes humanitarios son retenidos durante días en pasos fronterizos, mientras hospitales colapsan y la población gazatí sufre desnutrición aguda y falta de medicamentos esenciales.

El mensaje de Netanyahu raya en lo absurdo: declara proteger la ayuda que su propio gobierno bloquea sistemáticamente. En el terreno, la realidad es clara: La ayuda no llega, no fluye, y cuando lo hace, es insuficiente y está completamente controlada por los militares israelíes. Mientras tanto, miles de familias continúan atrapadas sin agua, sin electricidad y sin posibilidades de huir del horror.

El costo humano: Gaza vive un genocidio

Desde el inicio de la operación “Carros de Gedeón”, los informes de víctimas no cesan. Solo en las primeras 48 horas se contabilizaron al menos 20 muertos, entre ellos varios menores. La cifra sigue en aumento, y muchos cadáveres aún permanecen bajo los escombros.

Lo que Gaza vive hoy no es solo un conflicto armado, es la aniquilación de una población que no tiene defensa posible ante uno de los ejércitos más poderosos del mundo. La impunidad con la que se ejecuta esta ofensiva evidencia un desequilibrio brutal, donde la narrativa de seguridad borra cualquier estándar de humanidad.

Mientras Israel defiende su “derecho a la seguridad”, las imágenes de Gaza muestran hospitales colapsados, niños bajo escombros y familias sin salida. La pregunta que resuena en los foros internacionales es cada vez más urgente: ¿Se está usando la lucha contra el terrorismo como pretexto para redibujar el mapa humano de Gaza?

La operación “Carros de Gedeón” es una muestra cruda del fracaso internacional para frenar el avance de una guerra que ya ha superado todos los límites éticos y legales. La pregunta no es si estamos ante una violación al derecho internacional humanitario: Es qué se hará al respecto y quién asumirá la responsabilidad histórica.

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