En la madrugada del domingo, en Ramallah, Cisjordania, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) irrumpieron en las oficinas de Al Jazeera, entregando una orden judicial que ordena su cierre temporal por 45 días. La medida fue ejecutada por soldados israelíes, quienes ingresaron fuertemente armados y comunicaron la decisión al jefe de la oficina, Walid al-Omari.
#ÚLTIMAHORA🚨Momento en que la censura alcanza su cúspide: Las Fuerzas de Defensa de Israel interrumpen las transmisiones de Al Jazeera en Ramallah. #FDI #Israel #Ramallah pic.twitter.com/Vtk07JRzrn
— Historiente (@historiente) September 22, 2024
Este cierre de Al Jazeera ha levantado críticas a nivel internacional, ya que la cadena es una de las pocas que sigue ofreciendo cobertura crítica sobre el conflicto Israel-Palestina. Grupos de derechos humanos han condenado esta medida como una estrategia de Israel para censurar a los medios que desafían su narrativa oficial.
La orden de cierre deja en el aire la pregunta de si esta medida será permanente. Para al-Omari y su equipo, la situación es preocupante, pues no se trata solo de un ataque a sus instalaciones, sino a la esencia de su labor: «Atacar a los periodistas siempre busca borrar la verdad y evitar que la gente escuche lo que realmente está pasando», afirmó.
Nida Ibrahim, corresponsal de Al Jazeera, expresó que, aunque la redada no era una sorpresa, el momento en que se realizó generó desconcierto: «Escuchamos a funcionarios israelíes hablar de cerrar la oficina, pero no esperábamos que sucediera hoy».
La comunidad internacional ha reaccionado con preocupación ante este nuevo intento de restringir la libertad de prensa. Grupos de derechos humanos y medios de comunicación han condenado la acción como una violación flagrante al derecho de informar, sobre todo en un contexto bélico donde la verdad suele ser la primera víctima. La Oficina de Medios del Gobierno de Gaza, por su parte, calificó la redada como un «escándalo ensordecedor», denunciando la constante presión que enfrentan los periodistas en la región.
Desde que estalló la guerra en octubre del año pasado, la situación para los periodistas que cubren el conflicto ha sido cada vez más peligrosa. Según informes de la Oficina de Prensa del Gobierno de Gaza, 173 periodistas han perdido la vida desde entonces, muchos de ellos trabajando en medios palestinos. Entre las víctimas se encuentran figuras de Al Jazeera como Ismail al-Ghoul y Samer Abudaqa, quienes fallecieron mientras documentaban la devastación en Gaza.
Las represalias contra la prensa no son un fenómeno nuevo, pero este cierre temporal parece ser parte de una estrategia más amplia para controlar la narrativa del conflicto. Al Jazeera ha sido una de las pocas fuentes que ofrece una perspectiva crítica y constante sobre la ocupación israelí, lo que ha generado tensiones crecientes con el gobierno de Israel.
El cierre de Al Jazeera en Cisjordania marca otro episodio oscuro en la relación entre Israel y la prensa internacional, alimentando el temor de una mayor censura en la región.