La conocida Generación Z (GenZ) en Marruecos protagonizó este martes 30 de septiembre su cuarto día consecutivo de protestas en ciudades como Agadir, Casablanca y Rabat. Miles de jóvenes, convocados por el colectivo anónimo “GenZ 212”, exigieron mejoras en salud y educación, así como el fin de la corrupción, en un contexto marcado por la indignación tras la muerte de ocho mujeres embarazadas en un hospital público de Agadir. Lo que comenzó como un llamado en redes sociales derivó en enfrentamientos con fuerzas de seguridad, detenciones masivas y daños materiales.
Protestas juveniles impulsadas por redes sociales
El movimiento GenZ 212, representativo de la Generación Z marroquí, nació en plataformas como TikTok, Instagram y Discord. Su fuerza radica en ser un colectivo sin líderes visibles, pero con demandas claras: dignidad, educación pública de calidad y acceso a la salud. Los jóvenes denuncian que mientras el gobierno destina millones de dólares a estadios para el Mundial 2030, hospitales y escuelas permanecen en condiciones precarias.
Las manifestaciones se extendieron a al menos once ciudades, con especial intensidad en el sur y este del país. En Inzegane y Ait Amira, los enfrentamientos con la policía incluyeron lanzamiento de piedras, vehículos incendiados y barricadas improvisadas, mientras que en Rabat se realizaron detenciones preventivas para limitar la circulación de los jóvenes. La violencia policial ha incluido cañones de agua, arrestos arbitrarios y atropellamientos de manifestantes, evidenciando un patrón de represión sistemática.
“No solo quiero reformas en salud y educación, quiero una reforma integral del sistema”, declaró Youssef, ingeniero de 27 años a AP, durante las protestas en Casablanca, bajo condición de anonimato por temor a represalias.
Detenciones masivas y cuestionamientos legales
La Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH) ha denunciado que más de 120 jóvenes fueron arrestados durante el fin de semana, incluidos menores de edad, lo que plantea serias dudas sobre la legalidad y proporcionalidad de estas acciones. En Rabat, 37 manifestantes fueron detenidos; la mayoría quedó en libertad bajo fianza, mientras que algunos permanecen en prisión preventiva.

Hakim Sikouk, presidente de la sección de Rabat de la AMDH, calificó los juicios como “inconstitucionales” y señaló que los arrestos masivos forman parte de una estrategia para desarticular las manifestaciones juveniles. La represión ha encendido debates sobre la libertad de expresión y el derecho a la protesta pacífica, fundamentales en cualquier sociedad democrática, y pone en evidencia la tensión entre un gobierno que prioriza eventos deportivos internacionales y una población que carece de servicios básicos.
Salud y educación, la demanda central de la GenZ
Los reclamos de la GenZ no son meramente simbólicos. La muerte de mujeres embarazadas en Agadir evidenció la precariedad de hospitales públicos y la falta de personal médico: Marruecos cuenta con apenas 7,7 profesionales de la salud por cada 10.000 habitantes, muy por debajo de los 25 recomendados por la OMS. La Generación Z exige inversión real en infraestructura hospitalaria, así como políticas públicas que garanticen educación y oportunidades laborales equitativas.
A diferencia de movimientos anteriores, estas protestas reflejan un despertar generacional conectado, informado y digitalmente organizado. Los jóvenes marroquíes han observado con frustración que, mientras estadios se construyen o remodelan para la Copa Mundial 2030, las necesidades básicas de la población siguen ignoradas. Los reclamos de GenZ 212 no son sólo locales: la movilización busca inspirar conciencia internacional sobre la importancia de priorizar derechos humanos sobre espectáculo y política de prestigio.
Las protestas de la GenZ marroquí demuestran que la juventud no está dispuesta a permanecer en silencio ante un sistema que descuida su salud, educación y futuro económico.
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Con EFE, AFP y Reuters