Las jugadoras de críquet afganas disputan su primer partido tras huir de los talibanes

Jugadoras de críquet afganas reunen por primera vez desde el 2021

En un contexto de represión y censura, el equipo femenino de críquet afgano ha logrado lo impensable: reunirse y disputar un partido en Australia tras años de exilio. Este evento no solo representa el regreso de las jugadoras al campo, sino también un acto de resistencia contra la persecución que enfrentan las mujeres en Afganistán bajo el régimen de los talibanes.

Desde que los talibanes retomaron el poder en agosto de 2021, han impuesto severas restricciones a las mujeres, prohibiéndoles la educación secundaria, el acceso a parques, salones de belleza e incluso la práctica del deporte. El críquet, que alguna vez fue su pasión, se convirtió en una actividad prohibida, castigada incluso con la muerte.

A pesar de estas adversidades, las jugadoras han demostrado que su amor por el deporte y su deseo de representar a Afganistán siguen intactos. Su historia es una prueba de valentía y resiliencia en un mundo que, en muchas ocasiones, ha dado la espalda a la lucha de las mujeres afganas.

El exilio forzado: Una lucha por la supervivencia

El regreso de los talibanes al poder significó el fin de cualquier posibilidad de que las mujeres afganas pudieran jugar al críquet o practicar cualquier otro deporte. Ante la amenaza de ser perseguidas y ejecutadas, muchas jugadoras fueron obligadas a ocultar su identidad.

«Escuchábamos informes de que los talibanes iban de casa en casa buscando a las jugadoras», recuerda Khan, una de las integrantes del equipo. «Sabía que si me quedaba, me matarían. Estoy completamente segura de ello».

Tooba Khan vive actualmente en Canberra, desde que huyó del régimen talibán en Afganistán en 2021. (ABC News: Donal Sheil)

Ante este peligro inminente, las jugadoras destruyeron su equipo deportivo y borraron cualquier evidencia de su vínculo con el críquet. Gracias a la abogada y académica Catherine Ordway, junto con un equipo de activistas y abogados, lograron escapar de Afganistán y encontrar refugio en Australia.

Críquet femenino afgano: La lucha por el reconocimiento

El críquet femenino afgano enfrenta ahora un nuevo desafío: la falta de reconocimiento oficial. A pesar de su esfuerzo por mantenerse activas, las jugadoras no son reconocidas por la ICC (Consejo Internacional de Críquet), lo que les impide competir internacionalmente.

Tooba Khan, Sofia Yousufzai, Benafsha Hashimi y Nilab Stanikzai son algunas de las integrantes del equipo de críquet femenino afgano con base en Canberra, fotografiadas aquí con la Dra. Catherine Ordway. (ABC News: Donal Sheil)

La Junta de Críquet de Afganistán, que sigue bajo control de los talibanes, recibe financiamiento de la ICC, pero ha ignorado por completo la existencia del equipo femenino. Esta situación ha llevado a las jugadoras a solicitar apoyo directamente a la ICC, exigiendo que se les permita competir como representantes de su país.

«Han pasado casi tres años desde que enviamos nuestras primeras cartas pidiendo apoyo y aún no obtenemos respuesta», denuncia Nahida Sapan, la capitana del equipo. «Solo queremos la oportunidad de demostrar que existimos y que podemos representar a Afganistán».

El papel de la comunidad internacional y la presión sobre la ICC

El silencio de la comunidad internacional frente a la crisis que viven las mujeres afganas es preocupante. La ONU ha denunciado repetidamente que la represión de los talibanes contra las mujeres constituye un crimen de lesa humanidad. Sin embargo, las acciones concretas para frenar estas violaciones a los derechos humanos han sido escasas.

Olivia Thornton, de Cricket ACT, fue fundamental en la organización del partido benéfico. (ABC News: Donal Sheil)

En el ámbito deportivo, algunos países han tomado medidas simbólicas para presionar a los talibanes. Cricket Australia, por ejemplo, ha organizado y financiado partidos benéficos para apoyar a las jugadoras exiliadas. Además, ha rechazado disputar partidos bilaterales contra la selección masculina de Afganistán como una forma de protesta contra la discriminación de género impuesta por los talibanes.

A pesar de estos esfuerzos, la ICC continúa financiando a la Junta de Críquet de Afganistán, ignorando por completo la situación del equipo femenino. Esta falta de liderazgo ha sido fuertemente criticada por activistas y defensores del deporte.

«La ICC tiene el poder y los recursos para apoyar a las jugadoras, pero ha optado por mirar hacia otro lado», sostiene Catherine Ordway. «Si realmente queremos promover el críquet en todo el mundo, debemos apoyar a quienes han sido silenciadas».

Un futuro incierto, pero con esperanza

El partido disputado en Melbourne no solo marcó el regreso del críquet femenino afgano, sino que también encendió una luz de esperanza para miles de mujeres afganas que aún viven bajo el régimen opresivo de los talibanes.

«Este no es nuestro primer ni último partido», asegura Sapan. «Queremos seguir jugando y ser la voz de millones de mujeres en Afganistán».

A pesar de los obstáculos, las jugadoras han demostrado que su determinación va más allá del deporte. Su lucha no es solo por el críquet, sino por los derechos de las mujeres en Afganistán. Mientras continúan buscando el reconocimiento de la ICC, esperan que su historia inspire a la comunidad internacional a no olvidar la crisis que enfrentan las mujeres afganas.

Para más noticias sobre la situación de las mujeres en Afganistán, da clic aquí.




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