En el aeropuerto de Heathrow, en Londres, el médico británico-iraquí Mohammed Al-Taher fue recibido como un héroe tras pasar meses en los devastados hospitales de Gaza. Con una ovación espontánea y carteles de agradecimiento, la escena fue un testimonio del coraje de un hombre que se negó a abandonar su misión humanitaria, incluso cuando los bombardeos israelíes se acercaban peligrosamente a las puertas del hospital donde trabajaba.

El médico Mohammed Al-Taher: «Si no soy yo, ¿quién?»

En una entrevista exclusiva, Al-Taher describió los horrores que presenció en el Hospital Europeo, el único centro médico operativo al este de Rafah. «En los últimos días, con la intensificación de los bombardeos, recibimos a personas con extremidades destrozadas, niños con rostros mutilados y heridas tan complejas que tuvimos que amputar», relató con voz entrecortada.

Al-Taher, cirujano ortopédico y especialista en nervios periféricos radicado en Londres, llegó a Gaza en lo que inicialmente sería una breve misión médica. Sin embargo, su estancia se extendió indefinidamente cuando decidió quedarse para atender a las víctimas del genocidio.

Antes de viajar a Gaza, amigos y colegas le advirtieron sobre el peligro inminente. «Me dijeron: ‘No vayas ahora, la invasión de Rafah es inminente’. Sentí miedo, pero también una responsabilidad abrumadora. Si no soy yo, ¿quién lo hará?», reflexionó.

Su estancia en Gaza

El Hospital Europeo, donde Al-Taher trabajó incansablemente, se convirtió en un refugio para miles de heridos y desplazados. Ubicado a pocos kilómetros de la frontera con Egipto, el centro médico estuvo en la línea de fuego durante la ofensiva israelí en Rafah. «Las FDI (Fuerzas de Defensa de Israel) llegaron tan cerca que podíamos escuchar los tanques. Fue aterrador, pero no podíamos abandonar a nuestros pacientes», explicó.

Al-Taher formó parte de un equipo de médicos voluntarios de la organización sin fines de lucro Fajr Scientific, que brinda asistencia médica en zonas de conflicto. A pesar de ser su primera experiencia en una guerra, el médico iraquí demostró una resiliencia extraordinaria. «La intensidad del trabajo fue abrumadora. Operábamos sin parar, con recursos limitados y bajo la constante amenaza de bombardeos», recordó.

Un héroe en tiempos de crisis

La recepción en Heathrow no solo celebró el regreso de Al-Taher, sino que también puso en evidencia la importancia del trabajo humanitario en medio de conflictos devastadores. «Mohammed es un ejemplo de lo que significa ser médico. Su valentía y dedicación salvaron incontables vidas», afirmó un colega que lo recibió en el aeropuerto.

Mientras las cámaras capturaban el emotivo momento, Al-Taher agradeció el apoyo pero insistió en que la atención debe centrarse en quienes aún sufren en Gaza. «Esto no es sobre mí. Es sobre las miles de personas que siguen atrapadas en medio de la violencia. No podemos olvidarlas», declaró.

Un llamado a la acción global

La historia de Mohammed Al-Taher no solo es un recordatorio de la brutalidad de la guerra, sino también un llamado a la comunidad internacional para actuar. En un mundo donde los conflictos armados siguen cobrando vidas inocentes, su ejemplo inspira a otros a sumarse a la lucha por la paz y la justicia.

Mientras el médico iraquí se reúne con su familia en Londres, su legado perdura en las vidas que salvó y en el mensaje que deja al mundo: incluso en los momentos más oscuros, la humanidad puede brillar.

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