MSF suspende actividades en Gaza por el asedio israelí

Médicos Sin Fronteras (MSF) suspende actividades en Gaza por el asedio israelí
Médicos Sin Fronteras (MSF) en Gaza

Médicos Sin Fronteras (MSF) anunció la suspensión de sus actividades médicas tras el asedio de sus instalaciones por tanques israelíes y continuos ataques aéreos. La organización internacional advirtió que el nivel de riesgo para su personal es “inaceptable” y que la población civil, en particular bebés en cuidados neonatales, heridos graves y pacientes crónicos, se encuentra en situación de extrema vulnerabilidad.

El anuncio marca un punto crítico en la ofensiva israelí contra Gaza, pues MSF era una de las pocas organizaciones humanitarias capaces de sostener servicios médicos en medio de la devastación. La decisión refleja no solo la gravedad de la crisis de seguridad, sino también el colapso del sistema sanitario del enclave, atrapado entre el asedio y la falta de suministros.

Jacob Granger, coordinador de emergencias de MSF en Gaza, declaró:

«No nos queda más remedio que suspender nuestras actividades, ya que nuestras clínicas están rodeadas por las fuerzas israelíes. Esto es lo último que queríamos, ya que las necesidades en Ciudad de Gaza son enormes y las personas más vulnerables -los bebés en cuidados neonatales, los heridos graves y los enfermos terminales- no pueden moverse y se encuentran en grave peligro».

Un enclave asfixiado: la imposibilidad de huir

Aunque miles de personas han intentado desplazarse hacia el sur tras las órdenes de evacuación, cientos de miles continúan atrapados en Gaza. Para muchas familias, la salida es simplemente inviable: la falta de transporte, la imposibilidad de abandonar a pacientes dependientes o el temor a morir en el camino convierten la huida en una opción inaccesible.

Israel rodea clínicas de Médicos Sin Fronteras en Gaza y fuerza su cierre; hospitales colapsan y civiles vulnerables quedan en riesgo.
Israel rodea clínicas de Médicos Sin Fronteras en Gaza y fuerza su cierre; hospitales colapsan y civiles vulnerables quedan en riesgo.

Quienes logran escapar se enfrentan a otra tragedia: zonas de refugio saturadas, carencia de agua potable, alimentos y servicios médicos básicos. El desplazamiento masivo ha generado un colapso humanitario en el sur, donde tampoco existen garantías de seguridad.

La población se encuentra atrapada entre dos amenazas: permanecer bajo intensos bombardeos en el norte o desplazarse hacia un futuro incierto, donde el hambre y la falta de atención sanitaria se vuelven igual de mortales que las bombas.

El colapso del sistema sanitario en Gaza

Los hospitales que aún funcionan en la Franja operan por encima de sus límites, con una grave escasez de personal, combustible y medicamentos. MSF reportó que solo la semana pasada atendió más de 3,600 consultas y trató a 1,655 casos de desnutrición, además de pacientes con quemaduras, traumatismos y mujeres embarazadas que requieren cuidados urgentes.

Sin embargo, el asedio militar ha dejado a estos servicios sin posibilidad de sostenerse. Los ataques sistemáticos contra instalaciones sanitarias y personal médico violan de forma directa el derecho internacional humanitario, que obliga a las fuerzas armadas a proteger a los civiles y garantizar acceso a atención médica.

La suspensión de MSF representa una doble condena: miles de personas pierden el último recurso médico en una ciudad bombardeada y bloqueada, mientras Israel continúa ignorando los llamados internacionales al cese de hostilidades y a la apertura de corredores humanitarios.

Derechos humanos bajo ataque sistemático

El caso de MSF es un ejemplo de cómo la ofensiva israelí en Gaza no distingue entre objetivos militares y necesidades civiles esenciales. La imposibilidad de garantizar condiciones mínimas para la labor humanitaria refleja un patrón de asedio que convierte hospitales, clínicas y escuelas en zonas de guerra.

Organismos internacionales han advertido que negar atención médica y restringir ayuda humanitaria podría constituir un crimen de guerra. Sin embargo, la falta de mecanismos efectivos de sanción y la complicidad de potencias aliadas perpetúan la impunidad de estas acciones.

Detrás de las cifras se encuentran miles de historias: madres que no pueden acceder a leche para sus bebés, ancianos sin medicación para enfermedades crónicas, niños con quemaduras que no reciben tratamiento. Cada cierre de una clínica equivale a una sentencia de muerte silenciosa para los más vulnerables.

La suspensión de las actividades de Médicos Sin Fronteras en Gaza es la evidencia de un asedio que busca quebrar no solo la resistencia política, sino también la vida cotidiana de un pueblo entero. Si la comunidad internacional permanece en silencio frente al bloqueo de la ayuda médica y humanitaria, ¿quién asumirá la responsabilidad por las muertes evitables que se multiplican día a día?.

 Para más información sobre el genocidio en Gaza y sus consecuencias humanitarias, da click aquí.


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