La activista por los derechos humanos y Premio Nobel de la Paz 2023, Narges Mohammadi, enfrenta una escalada de amenazas de muerte por parte de funcionarios del Ministerio de Inteligencia iraní. Según denunció ella misma en una llamada urgente al Comité Noruego del Nobel, las advertencias incluyen la posibilidad de ser “eliminada físicamente” si no abandona sus actividades públicas dentro del país y su activismo internacional.
¿Quién es Narges Mohammadi?
Narges Mohammadi es un símbolo de la lucha por los derechos humanos en Irán; siendo reconocida como una de las voces femeninas más poderosas que ha enfrentado la opresión del régimen teocrático con entereza y valentía. Periodista, autora y defensora de derechos, ha denunciado durante años la violencia institucional contra las mujeres, el uso obligatorio del hiyab y la pena de muerte.
Desde 2021 hasta diciembre de 2024, Mohammadi estuvo recluida en la temida prisión de Evin, un centro tristemente célebre por el uso sistemático de tortura psicológica y física contra activistas, periodistas y opositores políticos. Su liberación, concedida por motivos médicos, no detuvo la persecución: actualmente está en libertad condicional y continúa bajo vigilancia y acoso, incluso fuera de los muros de la prisión.

El reconocimiento internacional llegó en 2023, cuando fue galardonada con el Premio Nobel de la Paz por su labor incansable a favor de las mujeres iraníes. Sin embargo, como ha quedado claro, ese prestigioso premio no le ha otorgado inmunidad frente a la brutal maquinaria represiva del Estado iraní.
Amenazas directas: el Estado ahora apunta a su vida
El Comité Noruego del Nobel emitió un comunicado urgente en el que advierte sobre nuevas amenazas de “eliminación física” dirigidas a Mohammadi. La activista denunció que ha recibido múltiples advertencias, tanto directas como indirectas,de que podría ser asesinada si no cesa su labor pública y sus apariciones en medios, tanto nacionales como internacionales.
La gravedad de la amenaza fue confirmada por el presidente del Comité, Jørgen Watne Frydnes, quien recibió una llamada telefónica de la propia Mohammadi. En ella, la activista relató que agentes vinculados al Ministerio de Inteligencia iraní la han señalado como objetivo. También se advirtió a su abogado que no convoque a medios de comunicación ni organizaciones de derechos humanos, bajo la amenaza de consecuencias “sin compasión islámica”.
Estos hechos constituyen una clara violación del derecho internacional, especialmente del derecho a la vida, la libertad de expresión y la protección de defensores de derechos humanos. El silencio del Ministerio de Asuntos Exteriores iraní frente a estas acusaciones resulta preocupante y refuerza la percepción de una política sistemática de represión contra la disidencia.
La represión transnacional del Estado iraní
Informes de inteligencia del Reino Unido y otras naciones europeas han revelado un aumento significativo en los intentos de secuestro y asesinato de opositores políticos y periodistas iraníes en el extranjero. La represión del régimen ha cruzado fronteras, convirtiendo a Irán en un actor internacional que persigue activamente la censura y la eliminación de voces críticas más allá de su territorio.

En junio de 2025, en plena tensión geopolítica con Israel, la situación de Mohammadi se agravó. Durante ese mes, recibió múltiples advertencias de que “agentes no oficiales” estarían buscando su paradero para ejecutarla. También se intensificó la presión sobre su entorno: amigos, colegas y familiares han sido citados por las autoridades y amenazados con cárcel si mantienen contacto con ella o le brindan apoyo.
Este tipo de hostigamiento forma parte de una estrategia de aislamiento y desgaste, cuya finalidad es quebrar moralmente al defensor de derechos humanos. Es una forma de violencia menos visible, pero igual de efectiva para silenciar voces que incomodan al poder.
Una responsabilidad global: defender a quienes defienden
El caso de Narges Mohammadi interpela directamente a la comunidad internacional. No basta con reconocer su valentía otorgándole premios. Es indispensable que los organismos multilaterales, las embajadas, las organizaciones no gubernamentales y los gobiernos democráticos asuman la defensa activa de su integridad física y su libertad.
La Coalición por la Libertad de Narges, formada por la Fundación Narges, Reporteros Sin Fronteras, PEN América y Front Line Defenders ha instado al régimen iraní a cesar de inmediato cualquier forma de intimidación contra ella y sus allegados. También ha pedido su liberación definitiva, recordando que los cargos por los que fue condenada derivan exclusivamente de su derecho a expresarse libremente y a defender causas justas.
Desde su liberación temporal, Mohammadi ha sido blanco de una campaña de desinformación y hostigamiento en redes sociales, alentada por actores vinculados al Estado iraní. Incluso se ha planteado su posible traslado a una prisión fuera de Teherán, en condiciones sanitarias precarias, como represalia por continuar con su activismo.
La libertad de Narges es la libertad de todas
La lucha de Narges Mohammadi es la lucha de miles de mujeres y defensores de derechos humanos en contextos autoritarios. Su caso refleja no solo la brutalidad de un régimen que pretende borrar la disidencia, sino también el costo personal que implica hablar con dignidad en un país donde hacerlo puede costarte la vida.
Permitir que esta activista sea silenciada o aniquilada significaría un retroceso global en la defensa de los derechos humanos, especialmente en Medio Oriente, donde los movimientos por la igualdad de género y la libertad política enfrentan barreras estructurales y religiosas.
Hoy más que nunca, levantar la voz por Narges Mohammadi es levantarla por todas aquellas personas que han sido encarceladas, torturadas o silenciadas por atreverse a imaginar un país distinto.
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