El gobierno de Nicaragua, liderado por el presidente Daniel Ortega y la vicepresidenta Rosario Murillo, anunció este viernes 11 de octubre de 2024 que el país rompe relaciones diplomáticas con Israel. Esta decisión fue tomada en Managua, después de que la Asamblea Nacional elevó una petición formal, argumentando que Israel está cometiendo genocidio en Gaza. Murillo acusó al gobierno israelí, encabezado por Benjamin Netanyahu, de crímenes de guerra y lo calificó como un régimen fascista y criminal.
Nicaragua y su postura hacia el conflicto palestino-israelí
La relación entre Nicaragua e Israel ha sido históricamente complicada, marcada por altibajos en diversas etapas. Este anuncio representa la tercera vez que Nicaragua corta sus lazos diplomáticos con Israel, siendo los dos episodios anteriores en 1982 y 2010. En esta ocasión, el régimen de Ortega ha sido explícito en su condena hacia las acciones del ejército israelí en Gaza, en un contexto donde múltiples gobiernos y organismos internacionales han expresado su preocupación por la creciente violencia en la región.
El Gobierno de Israel, enemigo de la humanidad, pretende extender su barbarie en todo el Medio Oriente; poniendo en peligro la Paz y la seguridad mundial. Todo esto con la complicidad y apoyo logístico y militar de los imperios norteamericano y europeos quienes se erigen como verdaderos responsables de los asesinatos y brutalidades cometidas por su punta de lanza: El Criminal Régimen Sionista, manifiesta la declaración aprobada por el parlamento nicaragüense.
Nicaragua no ha sido el único país en manifestar su rechazo a las políticas israelíes en Gaza, pero su postura ha sido especialmente vehemente. Desde el comienzo del conflicto en octubre de 2023, tras un ataque por parte de Hamas, el gobierno de Managua ha expresado repetidamente su apoyo a los palestinos, denunciando lo que describen como una campaña de exterminio y genocidio.
El reciente anuncio sigue una sesión de la Asamblea Nacional nicaragüense, donde se elevó una solicitud formal para que el Ejecutivo evaluara la ruptura de relaciones con Israel. Según Murillo, esta solicitud fue aceptada de inmediato, con el presidente Ortega instruyendo a la Cancillería a proceder con el corte de los lazos diplomáticos.
Críticas a nivel internacional y apoyo a la causa palestina
La decisión del régimen nicaragüense no ha pasado desapercibida en la escena internacional. Diversos sectores, incluyendo al exembajador nicaragüense Arturo McFields Yescas, han criticado duramente la medida, señalando que esto acerca a Nicaragua a países y grupos terroristas como Irán, Hezbollah y Hamas. McFields, a través de sus redes sociales, lamentó que su país esté cada vez más alejado de la democracia y más cercano a regímenes autoritarios y grupos extremistas.
Sin embargo, la postura de Nicaragua está alineada con su histórica crítica hacia las potencias occidentales y su apoyo incondicional a la causa palestina no siendo el único país de América Latina que ha condenado los crímenes en Gaza. En meses anteriores, Nicaragua presentó una solicitud de intervención ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) acusando a Israel de crímenes de genocidio en Gaza. Este caso, impulsado por Sudáfrica y apoyado por otros países, busca llevar a los líderes israelíes a juicio por crímenes de guerra y violaciones a los derechos humanos.
La cónsul de la embajada de Palestina en Nicaragua, Dina Alhalayqa, manifestó su profundo agradecimiento por el constante respaldo del gobierno y el pueblo nicaragüense a la causa palestina. No obstante, críticos del régimen de Ortega han señalado la ironía de esta postura, cuestionando que un gobierno acusado de ser una dictadura condene las acciones de otros países cuando él mismo ha ejercido el poder para reprimir a sus propios ciudadanos.
La ruptura diplomática, que será oficializada en las próximas horas mediante un decreto, representa un nuevo capítulo en la tensa relación entre ambos países. Además, plantea interrogantes sobre el futuro de Nicaragua en el ámbito internacional, y cómo esta decisión podría afectar sus relaciones con otros países y organismos multilaterales.