Un niño palestino de 10 años murió en Ramallah, Cisjordania, el 7 de febrero de 2025, tras agonizar durante diez días por una herida de bala en el abdomen. Saddam Hussein Iyad Mohammad Rajab fue disparado por un soldado israelí el 28 de enero en Tulkarem, en medio de una incursión militar. La violencia en los territorios ocupados continúa afectando a la población civil, especialmente a los menores, quienes enfrentan ataques indiscriminados y un acceso limitado a la asistencia médica.
Un disparo mortal y la obstrucción de asistencia médica
La noche del 28 de enero, tropas israelíes irrumpieron en Tulkarem, manteniendo a la población bajo asedio durante dos días. Saddam y su familia se encontraban atrapados en su vivienda cuando decidió bajar un momento por las escaleras. Fue en ese instante cuando se escuchó un único disparo, seguido de un grito desesperado: ‘¡Papá!’.
Su padre, Iyad Mohammad Rajab, corrió para auxiliarlo y, al ver la gravedad de la herida, intentó trasladarlo de inmediato a un hospital. Sin embargo, las fuerzas israelíes lo rodearon y comenzaron a golpearlo violentamente. Mientras suplicaba que lo dejaran llevar a su hijo para recibir atención médica, los soldados lo retuvieron y le propinaron golpes con sus armas y puños.
Cuando finalmente lograron que una ambulancia recogiera a Saddam, esta fue detenida nuevamente en un puesto de control israelí. En ese momento, uno de los soldados se dirigió al padre del niño y le lanzó una frase que ha generado indignación: ‘Yo soy el que disparó a tu hijo. Si Dios quiere, morirá’.
Este tipo de obstrucción a la asistencia médica ha sido denunciada en múltiples ocasiones por organizaciones de derechos humanos, que advierten sobre el uso de esta práctica como método de castigo colectivo.
Heridas letales y un sistema de salud colapsado
El impacto de la bala causó graves daños en órganos vitales, atravesando el abdomen de Saddam y afectando su páncreas e intestinos. Los médicos lucharon por salvar su vida, trasladándolo de emergencia entre varios hospitales, pero las restricciones impuestas por las fuerzas de ocupación impidieron que recibiera atención adecuada a tiempo.

Finalmente, el niño fue ingresado al Hospital Al-Istishari en Ramallah, donde permaneció en estado crítico durante diez días antes de sucumbir a sus heridas.
Impunidad y crímenes contra la infancia palestina
El asesinato de Saddam ha despertado nuevamente la indignación internacional, pues su caso refleja un patrón sistemático de violencia contra menores en los territorios ocupados. La organización DCIP ha advertido que el ejército israelí actúa con total impunidad, utilizando munición real contra niños sin enfrentar consecuencias legales.
«Las fuerzas israelíes muestran un desprecio absoluto por la vida de los niños palestinos, atacándolos de manera deliberada y bloqueando su acceso a la atención médica», denunció Ayed Abu Eqtaish, director del programa de rendición de cuentas de DCIP.
Bajo el derecho internacional humanitario, los niños deben recibir protección especial en conflictos armados. Sin embargo, en Palestina, esta garantía ha sido sistemáticamente violada.
El impacto en redes y la condena global por el asesinato de niño palestino
El momento del disparo quedó registrado en video, y las imágenes del ataque se han viralizado en redes sociales, generando gran indignación. Usuarios y activistas de derechos humanos han denunciado el crimen, exigiendo a la comunidad internacional que tome medidas para frenar estos asesinatos impunes.

Organizaciones como Amnistía Internacional y Human Rights Watch han reiterado la necesidad de investigar los crímenes de guerra en Palestina y han instado a la Corte Penal Internacional (CPI) a actuar frente a la creciente violencia contra niños en Cisjordania.
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