Nuevo ataque con dron contra la Flotilla Global Sumud

La Flotilla Global Sumud sufre segundo ataque con dron en 24 horas
La Flotilla Global Sumud sufre segundo ataque con dron en 24 horas

La Flotilla Global Sumud (GSF) fue atacada nuevamente la noche de este martes frente a las costas de Túnez, cuando un dron lanzó un proyectil incendiario sobre el barco Alma, de bandera británica. El ataque ocurrió apenas 24 horas después de que otra embarcación del mismo convoy, el Family Boat, fuera alcanzada en circunstancias similares. Según informaron los organizadores, el incendio fue sofocado rápidamente y no hubo heridos entre los tripulantes ni los más de 250 activistas de 45 países que integran la misión humanitaria.

La flotilla, que busca romper el bloqueo impuesto por Israel sobre Gaza y llevar ayuda humanitaria, denunció que estos ataques no son incidentes aislados, sino parte de un patrón de intimidación. La policía tunecina se desplazó al lugar y abrió una investigación, mientras testigos afirmaron haber visto otros drones sobrevolando la zona.

Una historia de hostigamientos a las flotillas de Gaza

Los ataques recientes contra la GSF no sorprenden a quienes han seguido la historia de las llamadas “flotillas de la libertad”. Desde 2010, cuando la marina israelí asaltó el Mavi Marmara en aguas internacionales y causó la muerte de nueve activistas, estas iniciativas han sido blanco de presiones, amenazas y violencia.

Francesca Albanese, relatora especial de la ONU para los derechos humanos en Palestina ocupada, subrayó desde Túnez que este episodio encaja en “una historia de ataques contra la flotilla”. La experta alertó que, si se confirma el uso de un dron militar en aguas tunecinas, se trataría de una violación directa a la soberanía tunecina.

“Una vez más, no podemos seguir tolerando esto y normalizando lo ilegal”, advirtió Albanese, insistiendo en que la comunidad internacional no puede guardar silencio ante estas agresiones.

La denuncia de la ONU y el silencio de los Estados

Tras el segundo ataque, un grupo de 34 expertos de Naciones Unidas firmó un comunicado en solidaridad con la Flotilla Sumud. Advirtieron que cualquier intento de bloqueo “constituiría una grave violación del derecho internacional y de los principios humanitarios”.

El pronunciamiento también condenó las declaraciones del ministro israelí de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, quien amenazó con tratar a los activistas detenidos como “prisioneros de seguridad”, negándoles incluso las necesidades básicas. Para la ONU, estas medidas equivaldrían a castigo colectivo e intimidación contra defensores de derechos humanos.

A pesar de la contundencia de estas advertencias, ningún Estado europeo ha ofrecido protección formal a los barcos, más allá de Túnez como puerto seguro. Esto revela la fragilidad de la misión humanitaria, que depende de la presión ciudadana y la visibilidad internacional para resistir.

Determinación frente al miedo: voces desde la Flotilla Global Sumud

La intimidación no ha frenado el ánimo de los tripulantes. Desde el puerto de Túnez, Saif Abukeshek, uno de los organizadores de la GSF, denunció:

“Su único objetivo es detener a las más de 250 personas de 45 países que van a viajar hasta Gaza con ayuda humanitaria. Es el mismo intento de desgaste psicológico”.

La activista irlandesa Tara Sheehy reconoció que los ataques son un recordatorio del peligro que asumen, pero también los fortalecen: “Es una oportunidad de hacer piña entre los activistas y demostrarle a Israel que no nos van a frenar”.

Mientras tanto, en las inmediaciones del puerto, decenas de personas se congregaron con banderas palestinas y cánticos de apoyo, enviando un mensaje de resistencia que trasciende las fronteras del Mediterráneo.

¿Hasta cuándo la impunidad?

El nuevo ataque con dron contra la Flotilla Global Sumud no puede entenderse como un hecho aislado. Se inscribe en la lógica de acallar las iniciativas civiles que buscan denunciar y desafiar el asedio a Gaza, un asedio condenado reiteradamente por organismos internacionales pero normalizado en la práctica por la comunidad internacional.

La pregunta es inevitable: ¿hasta cuándo se permitirá que misiones humanitarias sean atacadas sin consecuencias, mientras Estados que proclaman la defensa de los derechos humanos guardan silencio?
La Flotilla Sumud ha dejado claro que seguirá navegando. Ahora, la responsabilidad recae en los gobiernos y en la ciudadanía global: ¿seremos espectadores pasivos de la represión o defensores activos del derecho a la solidaridad?

 Para más información sobre el genocidio y sus consecuencias humanitarias, da click aquí.

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