Un hombre liberado de una prisión controlada por el régimen de Bashar al-Assad y presentado como víctima de su gobierno, ha resultado ser un oficial de inteligencia del propio régimen. El prisionero, identificado inicialmente como Adel Ghurbal, fue captado en un video por la corresponsal de CNN, Clarissa Ward, mientras se encontraba cubierto por una manta, con las manos en alto, afirmando ser un civil inocente. Sin embargo, investigaciones posteriores revelaron que el hombre en realidad era Salama Mohammad Salama, un teniente de la Dirección de Inteligencia de la Fuerza Aérea Siria, acusado de dirigir puestos de control de inteligencia y vinculado a prácticas de extorsión y abuso.

La estafa del oficial sirio

Durante una operación de seguimiento para dar con el paradero del periodista estadounidense Austin Tice, la corresponsal internacional Clarissa Ward de CNN y su equipo fueron testigos de un acontecimiento que desafiaría las expectativas. En una celda de una prisión en Damasco, controlada por los servicios de inteligencia sirios, encontraron a un hombre aparentemente abatido y cubierto por una manta. Al ser interrogado, el hombre se identificó como Adel Ghurbal, un civil de Homs que afirmaba haber estado encarcelado sin causa alguna durante tres meses.

En las imágenes captadas por CNN, se le ve diciendo repetidamente: “Soy un civil. Soy un civil”, mientras mantiene las manos en alto en señal de rendición. La presentación de este hombre como una víctima del régimen de Bashar al-Assad parecía confirmar la narrativa que muchos querían creer: Que la rebelión en Siria estaba ganando terreno y que el régimen estaba cayendo. El video se viralizó rápidamente, con usuarios de todo el mundo compartiendo el emotivo testimonio de este «prisionero inocente».

El descubrimiento de la verdadera identidad

Sin embargo, lo que parecía ser una historia conmovedora de opresión se complicó cuando los periodistas de CNN empezaron a investigar más a fondo. Tras analizar el testimonio del prisionero y su supuesta identidad como Adel Ghurbal, los investigadores locales encontraron pruebas que sugerían que el hombre no era un civil, como había afirmado. Según residentes de Homs, Salama Mohammad Salama, conocido como Abu Hamza, era un alto oficial de la Dirección de Inteligencia de la Fuerza Aérea Siria.

Una fotografía proporcionada por un residente de Homs mostró al hombre en lo que parecía ser una oficina gubernamental, vestido con uniforme militar, lo que contradice completamente la historia de un civil atrapado por el régimen. La tecnología de reconocimiento facial confirmó con una exactitud superior al 99% que la imagen correspondía al mismo individuo liberado en la prisión de Damasco. Aunque CNN optó por no divulgar la imagen para proteger la fuente, las pruebas sobre su identidad fueron irrefutables.

Un oficial controversial

La verdadera identidad de este hombre no solo sorprende por el engaño que pudo haber engañado a la audiencia internacional, sino que también revela el perfil de una figura involucrada en el aparato represivo del régimen de Assad. Según residentes de Homs, Salama Mohammad Salama, alias Abu Hamza, no era un simple funcionario, sino un oficial de alto rango en la Dirección de Inteligencia de la Fuerza Aérea, responsable de las operaciones de vigilancia y control en la ciudad.

Testimonios de personas que vivieron bajo su autoridad lo describen como un personaje temido en la región, conocido por su brutalidad. Se le acusa de estar a cargo de varios puestos de control de inteligencia en Homs, donde se habrían cometido numerosas extorsiones, secuestros y abusos. Su reputación, marcada por las tácticas coercitivas, lo convirtió en uno de los oficiales más temidos de la zona.

Críticas a CNN y Clarissa Ward

Este incidente subraya un aspecto crucial del conflicto en Siria: La manipulación de la narrativa. A lo largo de los años, tanto el régimen de Bashar al-Assad como las diversas facciones rebeldes han utilizado la desinformación para moldear la percepción pública, tanto dentro como fuera del país.

La cobertura de CNN y su corresponsal Clarissa Ward sobre este caso ha generado críticas. Los detractores cuestionan la falta de verificación inicial de la identidad del hombre, quien aseguró ser una víctima del régimen de Assad.

El descubrimiento posterior de que el individuo era en realidad Salama Mohammad Salama, un teniente de la Dirección de Inteligencia de la Fuerza Aérea Siria, acusado de brutales represiones y extorsiones, dejó en evidencia el posible descuido en los procedimientos de CNN al reportar la historia.

Analistas señalan que este tipo de errores puede socavar la confianza en los medios occidentales, especialmente en un contexto tan delicado como el conflicto sirio. La cobertura apresurada ha sido calificada por algunos como una búsqueda de sensacionalismo, mientras otros defienden el arduo trabajo de Ward en zonas de alto riesgo, argumentando que las limitaciones operativas en escenarios como Siria dificultan la verificación inmediata.

En redes sociales, el tema se volvió tendencia, con usuarios criticando lo que consideran un manejo irresponsable de la información, en un momento donde la precisión es crucial para los derechos humanos y la política internacional.

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