El Parlamento de Serbia fue escenario de un violento altercado este martes en Belgrado, la capital del país. Diputados de la oposición lanzaron bengalas, bombas de humo y otros objetos durante una sesión legislativa. El incidente ha dejando al menos tres legisladores heridos, uno de ellos en estado grave. Este hecho no solo expone la violencia en el hemiciclo, sino también la profunda crisis política que sacude a Serbia, un país sumido en meses de protestas anticorrupción y un creciente descontento social.
El detonante del caos: Una sesión parlamentaria convertida en batalla campal
La sesión parlamentaria tenía como objetivo votar una ley para aumentar la financiación de la educación universitaria. Sin embargo, los partidos de oposición denunciaron que la reunión era ilegal, argumentando que primero debía confirmarse la dimisión del primer ministro, Milos Vucevic, y su gabinete, quienes renunciaron en enero tras las masivas protestas estudiantiles.
🇷🇸 | #ÚLTIMAHORA: Se registran enfrentamientos entre diputados del Parlamento serbio. Los parlamentarios de la oposición lanzan bombas de humo en protesta contra las políticas gubernamentales y en apoyo a las manifestaciones estudiantiles.
— Historiente (@historiente) March 4, 2025
La pancarta dice: "Serbia se levanta… pic.twitter.com/2qvnEclItn
Aproximadamente una hora después de iniciada la sesión, el ambiente se tornó tenso. Los diputados de la oposición comenzaron a hacer sonar silbatos y desplegaron una pancarta con la consigna: «¡Serbia se ha levantado para que el régimen caiga!». Las imágenes de video muestran cómo el clima se caldeó rápidamente, con enfrentamientos físicos entre legisladores y el lanzamiento de bengalas, bombas de humo, huevos y botellas de agua.
La presidenta del Parlamento, Ana Brnabic, aliada del presidente Aleksandar Vucic, calificó a los opositores como una «banda terrorista» y confirmó que uno de los heridos se encuentra en estado grave. Brnabic no dudó en responsabilizar a la oposición por el caos, afirmando: «Su revolución de colores ha fracasado, y este país vivirá, este país trabajará y este país seguirá ganando».
Contexto político: Protestas anticorrupción y descontento social
El incidente en el Parlamento no es un hecho aislado, sino el reflejo de una crisis política que se ha ido gestando durante meses. Las protestas anticorrupción, lideradas inicialmente por estudiantes, estallaron tras el colapso del techo de una estación de tren en Novi Sad en noviembre del año pasado, que dejó 15 muertos. Este accidente, ocurrido después de una costosa renovación, avivó la ira ciudadana contra la corrupción y la falta de supervisión en proyectos públicos.

Desde entonces, el gobierno de Vucic ha enfrentado una presión creciente. Aunque ha intentado calmar las aguas con llamados al diálogo, también ha acusado a los manifestantes de estar respaldados por potencias extranjeras, una narrativa que ha sido rechazada por los opositores y analistas internacionales.
Las protestas, que comenzaron como un movimiento estudiantil, han ganado fuerza y apoyo popular, convirtiéndose en un símbolo de la lucha contra la corrupción y la falta de transparencia en el gobierno. Sin embargo, la respuesta del régimen ha sido ambivalente: Por un lado, ha habido intentos de diálogo, pero por otro, se han intensificado las acusaciones de injerencia extranjera y desestabilización.
Reacciones internacionales: ¿Qué dice el mundo sobre el caos en Serbia?
El caos en el Parlamento de Serbia no ha pasado desapercibido en la escena internacional. Medios de comunicación y analistas políticos han destacado la gravedad de la situación, señalando que este incidente es un síntoma de la fragilidad democrática en los Balcanes.
Organizaciones como Transparencia Internacional han reiterado su preocupación por los altos niveles de corrupción en Serbia, mientras que la Unión Europea ha instado a ambas partes a buscar soluciones pacíficas y respetar el estado de derecho. Sin embargo, el gobierno de Vucic ha rechazado las críticas, insistiendo en que las protestas son parte de un intento de desestabilización orquestado desde el exterior.
Mientras tanto, las imágenes de legisladores lanzando bengalas y bombas de humo en el Parlamento han dado la vuelta al mundo, convirtiéndose en un símbolo de la crisis que atraviesa el país. Serbia, una nación que aspira a integrarse en la Unión Europea, enfrenta ahora el desafío de restaurar la confianza en sus instituciones y encontrar una salida pacífica a un conflicto que parece lejos de resolverse.
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