Ramadán en Gaza: Familias palestinas celebran la llegada del mes sagrado entre escombros

Ramadán ha comenzado en la Franja de Gaza, donde miles de palestinos desplazados intentan conmemorar el mes sagrado en medio de la destrucción. En la ciudad de Khan Younis, y otras zonas devastadas por los bombardeos, las familias se han reunido entre los restos de sus hogares para compartir el suhoor, la comida previa al amanecer que marca el inicio del ayuno diario. Sin electricidad, con acceso limitado a alimentos y en una tensa calma tras el reciente alto el fuego, la comunidad afronta un Ramadán marcado por la escasez y el duelo.

Un Ramadán entre ruinas: el reto de sobrevivir sin agua ni electricidad

En condiciones extremadamente difíciles, los palestinos han improvisado su suhoor con los pocos alimentos disponibles, en su mayoría conservas y pan. Los tradicionales banquetes previos al ayuno han sido reemplazados por raciones mínimas, mientras la falta de electricidad impide cocinar o almacenar comida fresca.

“Antes, la electricidad llegaba unas horas al día, ahora no tenemos nada. Las torres y toda la infraestructura han sido destruidas”, explica un residente de Khan Younis. Sin luz, sin agua potable y con viviendas en ruinas, la llegada del mes sagrado se convierte en un acto de resistencia.

Crisis humanitaria: La mayoría depende de donaciones para comer

La Franja de Gaza enfrenta un colapso económico sin precedentes. Según organizaciones humanitarias, más del 70 % de la población depende de ayuda internacional para alimentarse. La guerra ha dejado a la mayoría sin empleo y sin acceso a bienes básicos.

Quienes pueden comprar comida encuentran precios elevados y poca disponibilidad de productos frescos. Los mercados, que en años anteriores se llenaban de frutas, dátiles y especias típicas del Ramadán, hoy lucen vacíos o con una oferta muy limitada.

Para muchos, la única opción es acudir a centros de distribución de alimentos gestionados por ONGs, donde reciben paquetes de arroz, harina y conservas para intentar sobrellevar el ayuno diario. Sin embargo, los suministros son insuficientes, y la incertidumbre sobre futuras entregas genera aún más angustia entre la población.

Fe y resistencia: La religión como refugio en tiempos de guerra

En medio de la adversidad, el Ramadán se ha convertido en un símbolo de resistencia para los palestinos. Aunque muchas mezquitas han sido destruidas, la comunidad se reúne en espacios improvisados para rezar y mantener viva su fe. “Oramos en cualquier lugar porque sabemos que solo Dios puede ayudarnos a soportar este sufrimiento”, expresa Abu Sido, un habitante de Khan Younis.

Este mes sagrado, que en otras partes del mundo es sinónimo de unión y celebración, en Gaza es un recordatorio del duelo colectivo y de resistencia. Más de 48.300 personas han perdido la vida desde el inicio del genocidio, y cada día se siguen recuperando cuerpos de entre los escombros.

Incertidumbre ante el futuro: ¿Será este el último Ramadán en guerra?

A pesar del alto el fuego, la población palestina teme que la tregua sea solo temporal y que los ataques puedan reanudarse en cualquier momento. La historia reciente ha demostrado que los acuerdos de paz pueden romperse en cuestión de días, lo que mantiene a los habitantes de Gaza en un estado constante de alerta.

Además, crece la preocupación por la amenaza de deportación, alimentada por los planes expansionistas de Israel y Estados Unidos, respaldados por el mensaje de Trump, quien afirmó que tomaría posesión de Gaza.

Por ahora, los palestinos continúan resistiendo, aferrándose a su fe y esperando que este sea el último Ramadán marcado por el miedo y la destrucción.

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