El periodista palestino Saleh al-Jaafrawi fue asesinado en la ciudad de Gaza el domingo 12 de octubre de 2025, pese al reciente alto el fuego entre Israel y Hamás. Según confirmó el Ministerio de Salud de Gaza, el joven de 28 años fue abatido a tiros por miembros de una milicia vinculada a la ocupación israelí, mientras documentaba enfrentamientos en el barrio de Sabra, al oeste de la ciudad.
Al-Jaafrawi había ganado reconocimiento internacional por su cobertura constante del asedio israelí, documentando durante 735 días consecutivos la devastación, el desplazamiento y la muerte que sufren los palestinos en la Franja. Rechazó múltiples ofertas para abandonar Gaza y continuó trabajando bajo amenazas directas de las fuerzas israelíes. Su muerte, ocurrida mientras vestía su chaleco de prensa, no fue un accidente ni un daño colateral: fue un mensaje dirigido al periodismo palestino.
Saleh Al-Jaafrawi: Una voz que narró el genocidio desde dentro
Durante dos años, Saleh al-Jaafrawi se convirtió en un símbolo de resistencia informativa. Desde su cuenta en redes sociales, transmitía en vivo los bombardeos, las ruinas y los testimonios de quienes sobrevivían a los ataques. A diferencia de los grandes medios, su mirada nacía desde el dolor cotidiano de su pueblo.

En una entrevista concedida a Al Jazeera Arabic en enero de 2025, confesó:
“Viví con miedo cada segundo, especialmente después de escuchar lo que la ocupación israelí decía sobre mí. Vivía la vida segundo a segundo, sin saber qué me depararía el siguiente segundo.”
Esa confesión retrata el precio de contar la verdad en Gaza. Saleh sabía que su cámara era su única arma, y que cada transmisión desafiaba la narrativa oficial israelí. En un contexto donde los periodistas palestinos se convierten en objetivos militares, su compromiso trascendía el periodismo: era un acto de resistencia civil frente a la censura y la deshumanización.
Un patrón de impunidad contra la prensa palestina
Desde el inicio de los ataques israelíes en octubre de 2023, más de 270 periodistas palestinos han sido asesinados por el ejército israelí o por grupos armados colaboradores. Ninguno de estos crímenes ha recibido justicia. Las investigaciones internacionales permanecen bloqueadas, y los organismos de derechos humanos denuncian un sistemático intento de silenciar la cobertura independiente desde Gaza.

La Oficina de Medios del Gobierno de Gaza calificó su asesinato como un “resultado directo de la política israelí de atacar periodistas palestinos mediante ataques aéreos y milicias subsidiarias”. Estas “milicias” son grupos armados locales presuntamente financiados o dirigidos por Israel, que actúan como una extensión encubierta de la ocupación, ejecutando operaciones que mantienen al Estado israelí fuera de responsabilidad directa.
Mientras tanto, la comunidad internacional mantiene un silencio selectivo. Organismos como la ONU y la Unión Europea expresan “preocupación”, pero evitan nombrar la raíz del problema: la impunidad estructural que permite a Israel violar el derecho internacional sin consecuencias.
Saleh había relatado en entrevistas previas que:
“La ocupación israelí me esta amenazando y publicando sobre mí. en medios israelíes. No me esconderé de ustedes, si Dios quiere, Dios decretará el martirio mientras hacemos nuestro trabajo”.
El periodismo como forma de resistencia
El legado de Saleh al-Jaafrawi va más allá de su asesinato. En un territorio donde los hospitales, las escuelas y las redacciones han sido bombardeadas, los periodistas palestinos siguen grabando, escribiendo y publicando, aun sabiendo que podrían morir por hacerlo. Su trabajo es una forma de documentar el genocidio, de impedir que la historia sea contada solo por los poderosos.
Al-Jaafrawi representaba a toda una generación de comunicadores que crecieron bajo bloqueo y eligieron convertir su dolor en testimonio. Su lente capturó lo que los satélites callan: los rostros anónimos de Gaza que resisten entre ruinas y silencio.
Para más información sobre el genocidio en Gaza y sus consecuencias humanitarias, da click aquí.