Scott Marsh, artista australiano, pinta mural de Netanyahu como Hitler en denuncia visual del genocidio en Gaza

El artista callejero Scott Marsh, conocido como el "Banksy australiano", fue contratado por un grupo sionista para celebrar la ofensiva en Gaza. Sin embargo, el mural que entregó retrata a Netanyahu en una pose nazi, desatando acusaciones de antisemitismo y un debate sobre el poder del arte como denuncia política.
El artista callejero Scott Marsh, conocido como el "Banksy australiano", fue contratado por un grupo sionista para celebrar la ofensiva en Gaza. Sin embargo, el mural que entregó retrata a Netanyahu en una pose nazi, desatando acusaciones de antisemitismo y un debate sobre el poder del arte como denuncia política.

Scott Marsh lo volvió a hacer. El artista callejero australiano, célebre por su estilo provocador y crítica social afilada, pintó un mural de Benjamin Netanyahu en una pose que emula directamente la imagen del dictador nazi Adolf Hitler. Segun Daily Mail News el mural, ubicado en una transitada zona de Sídney, fue encargado por un grupo sionista con el objetivo de glorificar la ofensiva militar israelí sobre Gaza. Sin embargo, la obra final sorprendió (y escandalizó) a quienes la financiaron, al convertirse en una feroz crítica visual contra los crímenes de guerra y la impunidad del gobierno israelí.

La obra fue publicada ampliamente por medios internacionales, incluido Daily Mail, que citó la irónica frase: “La historia no se repite, pero suele rimar”. El mural de Marsh, que muestra a Netanyahu en una pose inspirada en Adolf Hitler, replicando una famosa imagen del dictador en el Berghof, Austria; con una y una banda en el brazo aunque en lugar de una esvástica, contiene la bandera israelí. Esto ha sido interpretado como una contundente denuncia de las prácticas genocidas del actual gobierno de Israel contra el pueblo palestino.

¿Quién encargó el mural y qué esperaban?

El encargo provino de un grupo sionista con sede en Bondi Beach, quienes supuestamente ofrecieron más de 20 mil dólares australianos a Marsh para producir una pieza que celebrara la llamada «operación militar» en Gaza. Según declaraciones recogidas por medios australianos, los financiadores afirman haber sido “engañados” por el artista, al desconocer la naturaleza crítica de la obra hasta que fue revelada públicamente.

Scott Marsh representa a Netanyahu con la pose de Hitler en el Berghof
Scott Marsh representa a Netanyahu con la pose de Hitler en el Berghof

Lejos de ofrecer una celebración, el mural de Marsh se burla de la narrativa de “defensa legítima” y expone las similitudes históricas entre las masacres contemporáneas y los horrores del siglo XX. El mensaje no pasó desapercibido, y rápidamente desató una oleada de reacciones divididas: por un lado, condenas por «antisemitismo», y por otro, elogios por el valor de confrontar simbólicamente a los poderosos.

El arte como herramienta de resistencia

Scott Marsh no es un novato en estas batallas. Ha sido autor de múltiples obras que critican a líderes políticos, corporaciones y sistemas de opresión. Su estilo, que recuerda al de Banksy por su capacidad de hacer viral lo incómodo, expone realidades que muchos prefieren callar. Su arte es incómodo, sí, pero profundamente humano. Y esta vez, su pincel se convirtió en denuncia contra la ocupación, los crímenes de guerra y el genocidio del pueblo palestino.

En un contexto global donde los ataques contra Gaza han dejado más de 60 mil muertos, entre ellos miles de niños, la figura de Netanyahu ha sido duramente cuestionada por múltiples organismos de derechos humanos. Sin embargo, en lugar de rendir cuentas ante tribunales internacionales, el líder israelí ha sido respaldado por potencias occidentales que prefieren mirar hacia otro lado.

¿Antisemitismo o crítica legítima?

Uno de los ejes del debate tras la revelación del mural ha sido la acusación de antisemitismo. Diversos sectores pro-israelíes aseguran que comparar a Netanyahu con Hitler es un acto ofensivo hacia la comunidad judía. Sin embargo, organizaciones de derechos humanos y analistas internacionales han defendido la obra bajo el argumento de que la crítica se dirige al Estado de Israel y sus políticas de exterminio, no a la religión o etnia judía.

Reducir toda crítica al Estado israelí a un supuesto antisemitismo no solo silencia voces necesarias, sino que también banaliza el verdadero antisemitismo, desviando la atención de los crímenes concretos cometidos contra civiles palestinos.

Un mural que incomoda porque interpela

La potencia del mural radica justamente en su capacidad para generar conversación, incomodidad y reflexión. El arte, en su forma más pura, tiene la misión de cuestionar y abrir grietas en los discursos dominantes. Este mural ha logrado eso y más: expuso una verdad incómoda que muchos quieren ocultar.

Marsh no solo pintó una imagen provocadora; activó un espejo ante el mundo. Nos recuerda que las atrocidades del pasado no son sólo historia, sino advertencias. Y que el silencio, como bien sabemos, también mata.

¿Tú qué opinas?
¿Crees que el arte sigue siendo la herramienta más poderosa para exponer las injusticias y hacer frente al poder? ¿O piensas que hay límites que no deben cruzarse?
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Para más información sobre el genocidio en Gaza y sus consecuencias humanitarias, da click aquí.

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