El régimen talibán ordenó la retirada de 680 títulos de las universidades de Afganistán, de los cuales 140 son libros escritos por mujeres. La medida, acompañada de la prohibición de enseñar derechos humanos, acoso sexual y materias vinculadas al género, profundiza el cerco sobre la educación de las afganas.
La orden fue comunicada a finales de agosto a todas las universidades del país, como parte de un decreto que considera estos títulos y asignaturas “contrarios a la Sharia y a la política del sistema”. Entre los textos censurados por haber sido escritos por mujeres se incluyen manuales técnicos como Seguridad en el laboratorio químico, lo que muestra que la prohibición no solo apunta a los estudios de género, sino a la producción académica femenina en su conjunto.
Libros escritos por mujeres: conocimiento en la mira
Entre los 680 títulos vetados, los talibanes clasificaron 140 libros escritos por mujeres. Esta censura no se limita a textos sobre género: incluye manuales técnicos como Seguridad en el laboratorio químico, evidenciando que el objetivo es invisibilizar cualquier aporte académico producido por mujeres.
Zakia Adeli, exviceministra de Justicia y autora de uno de estos textos, expresó: “Cuando a las mujeres no se nos permite estudiar, tampoco se tolera que nuestras ideas y escritos existan”. Sus palabras reflejan cómo los libros escritos por mujeres en Afganistán son percibidos como una amenaza por un régimen que busca borrar sus voces de los espacios educativos.
Educación clausurada, derechos negados
Desde 2021, el régimen taliban ha restringido de manera sistemática el acceso de las mujeres a la educación. Primero prohibieron la secundaria; luego clausuraron los cursos de partería en 2024. Ahora, con la censura de materias como Sociología de la Mujer y el retiro de los libros escritos por mujeres, la exclusión se amplía también al pensamiento y la producción intelectual femenina.
Un profesor de la Universidad de Kabul, bajo anonimato, advirtió que además de estos 140 títulos, cientos de obras iraníes fueron vetadas. “Estos libros eran nuestro vínculo con la comunidad científica mundial. Su eliminación, junto con los libros escritos por mujeres en Afganistán, crea un vacío casi imposible de llenar”.
Censura digital y resistencia
A la prohibición de los libros escritos por mujeres en Afganistán se suma la decisión del líder supremo talibán de cortar el acceso a internet por fibra óptica en diez provincias. El argumento oficial fue “prevenir la inmoralidad”, pero en la práctica limita aún más las herramientas de aprendizaje, especialmente para las jóvenes ya expulsadas de las aulas.
Resistir al silencio
Organismos como Human Rights Watch denuncian que estas medidas violan los compromisos internacionales de Afganistán en materia de educación y no discriminación. Sin embargo, muchas mujeres se organizan en redes clandestinas para compartir copias digitales de los libros escritos por mujeres, sosteniendo que cada página preservada es un acto de resistencia.
En Historiente y Mujer Azadi lo recordamos con claridad: borrar los libros escritos por mujeres es intentar borrar su historia. Pero cada palabra de estas autoras sobrevive como testimonio de dignidad, memoria y libertad en el país afgano.
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